Aún recuerdo una de mis primeras decepciones cuando era niño. Corría el año 1989 y mi colegio tenía que seleccionar al alumno que lo iba a representar en el concurso de periodismo escolar que cada año organizaba Coca Cola.
Preparé dos artículos, cada uno de ellos sobre los dos temas más candentes del momento. En plena ebullición islámica por la acusación de apostasía que Jomeini realizó sobre Salman Rushdie, y la consecuente condena a muerte, a causa de sus Versos Satánicos, uno de los artículos debía obligatoriamente versar sobre este asunto. El segundo giraba en torno a la situación en la que Retamero había sumido al Betis y que significaría el inicio de la travesía hacía Lopera, vía Hugo Galera.
Tardé horas en decidirme, y es que no era una cuestión baladí. Finalmente opté por mi versión del calvario bético. La penita del Betis se llama Retamero, se titulaba, buscando un punto de provocación que desde pequeño siempre he pretendido y buscando sobre todo, una diferenciación: Salman me resultaba un tema demasiado evidente.
Mi provocación no fue entendida y mi intento de diferenciación resultó inútil: quedé segundo frente al artículo de una compañera... sobre Salman Rushdie.
Aquel día descarté el periodismo, como una de las alternativas de desarrollo profesional.
Años más tarde, en este 2010, me vienen a la mente los recuerdos de aquel artículo del niño aprendiz frustrado de periodista. Y es que si hoy me tocara volver a participar en un concurso de periodismo, volvería a elegir como tema el Betis y lo titularía La penita del Betis se llama Lopera. En una demostración evidente de lo cíclica que es la vida.
Y es que lo que empezó como una superproducción de Bollywood...
Va a acabar como una superproducción de Sundance...
Quizá el ver a mi compañero de clase Cayetano que también participó en aquella preselección escolar al concurso, es lo que me haya hecho recordar aquél artículo.
Me da pena que los Béticos, que están por encima de todas estas circunstancias y circos, tengan que pasar por esta situación tan lamentable. Por encima de cualquier rivalidad futbolística, los béticos merecen mi respeto y sólo espero que este calvario acabe pronto y que Lopera desaparezca de la escena futbolística, en la que nunca debió entrar. Ello permitiría que el Sevilla pudiera seguir ganándole al Betis en un escenario de igual a igual que es como mejor disfruto los triunfos en esta rivalidad antropológica.
Mi querido abuelo, aún en su sano juicio, nunca entendería esta reflexión, ni que su nieto sevillista hubiera intentado ganar un concurso escribiendo un artículo sobre el Betis... es de cajón, me habría dicho.
El Miniyo del Demiurgo.