Queridos amigos,
Ha sido terminar el libro de Murakami, y confirmarme que sin duda se trata de lo más flojito que he leído de él. Una historia en la que, con todos mis respetos para su genio, no me he encontrado cómodo en ningún momento; con ese rollo de amor no consumado entre el protagonista y su amiga adolescente; los asesinatos sin venir a cuento, ese traspasar el umbral como Alicia en el país de las maravillas, que tan bien le salió en La caza del carnero salvaje, y que aquí se queda en un tropezón en el zaguán...
Pero hay algo en los escritores grandes del universo PoNi, y es que como del cerdo, todo se les puede aprovechar. Y por eso, a pesar de su flojera, hasta en Baila, baila, baila hay algo que compensa ideas vagas como la de la prostituta que el protagonista va buscando durante toda la historia, u ocurrencias como la de bautizar como Dick Nose (Nariz de carajo, como diríamos aquí) a uno de los protagonistas, o su absurda incursión en la metaliteratura presentándose a sí mismo en la historia con el juego de vocales fácil de Hiraku Makimura.
Esta astenia primaveral que hubo de tener Murakami al escribir el libro se compensa con su capacidad para dotar de atmósferas a una historia. Y eso es algo que hace siempre, porque sólo él puede hacerlo, en base a una cultura musical que realmente abruma...en un cuaderno que tengo, suelo apuntar los títulos de canciones que este genio me va regalando en cada libro, para ponerlas cuando me pongo a hacer trabajos mecánicos, o en las raras ocasiones que enchufo música solamente por el placer de escuchar. Algún día que tenga tiempo, haré un recopilatorio para incorporarlo a la memoria discográfica común de los PoNis...pero de momento, me quedo en compartir con vosotros el universo musical que envuelve la visita del protagonista a Hawai...si alguna vez visito esas Canarias del Pacífico, me llevaré este podcast...
...con todos mis respetos por este genio, que hasta cuando está flojo, me hace disfrutar.
Feliz sábado a todos,
Plax
Ha sido terminar el libro de Murakami, y confirmarme que sin duda se trata de lo más flojito que he leído de él. Una historia en la que, con todos mis respetos para su genio, no me he encontrado cómodo en ningún momento; con ese rollo de amor no consumado entre el protagonista y su amiga adolescente; los asesinatos sin venir a cuento, ese traspasar el umbral como Alicia en el país de las maravillas, que tan bien le salió en La caza del carnero salvaje, y que aquí se queda en un tropezón en el zaguán...
Pero hay algo en los escritores grandes del universo PoNi, y es que como del cerdo, todo se les puede aprovechar. Y por eso, a pesar de su flojera, hasta en Baila, baila, baila hay algo que compensa ideas vagas como la de la prostituta que el protagonista va buscando durante toda la historia, u ocurrencias como la de bautizar como Dick Nose (Nariz de carajo, como diríamos aquí) a uno de los protagonistas, o su absurda incursión en la metaliteratura presentándose a sí mismo en la historia con el juego de vocales fácil de Hiraku Makimura.
Esta astenia primaveral que hubo de tener Murakami al escribir el libro se compensa con su capacidad para dotar de atmósferas a una historia. Y eso es algo que hace siempre, porque sólo él puede hacerlo, en base a una cultura musical que realmente abruma...en un cuaderno que tengo, suelo apuntar los títulos de canciones que este genio me va regalando en cada libro, para ponerlas cuando me pongo a hacer trabajos mecánicos, o en las raras ocasiones que enchufo música solamente por el placer de escuchar. Algún día que tenga tiempo, haré un recopilatorio para incorporarlo a la memoria discográfica común de los PoNis...pero de momento, me quedo en compartir con vosotros el universo musical que envuelve la visita del protagonista a Hawai...si alguna vez visito esas Canarias del Pacífico, me llevaré este podcast...
...con todos mis respetos por este genio, que hasta cuando está flojo, me hace disfrutar.
Feliz sábado a todos,
Plax
No hay comentarios:
Publicar un comentario