Queridos amigos,
Puedo caracterizar el efecto que Ambrosius tiene en mis endorfinas por una sensación de pérdida de control, especialmente acusada en momentos como esta tarde de viernes, cuando me desperezo de la única siesta que me permito a la semana, e inmediatamente pienso en algo que no hago nunca: merendar.
Esa pérdida de control se inicia por un simple pensamiento, un atisbo del hambre que aparece tras la digestión. Y acto seguido me veo poniéndome los pantalones, fuera de mi voluntad, amarrándome los zapatos, ya echándome encima el abrigo y bajando por las escaleras...mi calle pasa ante mis ojos en un segundo, y un minuto más tarde aparezco en la calle Carlos Cañal, con esta gloriosa visión del escaparate de Ambrosius...
Una vez dentro de este museo de la pastelería, aún poseído endorfínicamente, mis ojos apuntan hacia el arte de Ambrosius, hacia la tarta de chocolate, a la de chocolate de varias densidades, la de merengue, la de manzana, la de zanahoria, el strudel, el cheesecake, la selva negra, la insuperable de fresas...y mirando hacia el obrador a través de los cristales, mi estómago no puede sino acordarse de una película alemana que vio una vez, Deliciosa Marta, y pensar en su remake sevillano, Delicioso Ambrosius...
Vielen Dank für deine Kunst, Ambrosius. Vivan tus tartas y la madre que te parió.
Abrazos,
Plax
Puedo caracterizar el efecto que Ambrosius tiene en mis endorfinas por una sensación de pérdida de control, especialmente acusada en momentos como esta tarde de viernes, cuando me desperezo de la única siesta que me permito a la semana, e inmediatamente pienso en algo que no hago nunca: merendar.
Esa pérdida de control se inicia por un simple pensamiento, un atisbo del hambre que aparece tras la digestión. Y acto seguido me veo poniéndome los pantalones, fuera de mi voluntad, amarrándome los zapatos, ya echándome encima el abrigo y bajando por las escaleras...mi calle pasa ante mis ojos en un segundo, y un minuto más tarde aparezco en la calle Carlos Cañal, con esta gloriosa visión del escaparate de Ambrosius...
Una vez dentro de este museo de la pastelería, aún poseído endorfínicamente, mis ojos apuntan hacia el arte de Ambrosius, hacia la tarta de chocolate, a la de chocolate de varias densidades, la de merengue, la de manzana, la de zanahoria, el strudel, el cheesecake, la selva negra, la insuperable de fresas...y mirando hacia el obrador a través de los cristales, mi estómago no puede sino acordarse de una película alemana que vio una vez, Deliciosa Marta, y pensar en su remake sevillano, Delicioso Ambrosius...
Vielen Dank für deine Kunst, Ambrosius. Vivan tus tartas y la madre que te parió.
Abrazos,
Plax
Hola Plax, pues no te ofendas, pero el día 31 de diciembre encargué en grandísimas manos una tarta Sacher para el cumpleaños de mi cuñada (el 1 de enero). Con gran expectación aguardé toda la cena para probarla. La peor tarta Sacher que he comido en mi vida. O tenían mucha prisa por las fechas o no saben hacerla. Espero que las demás sean mejores.
ResponderEliminarBuenos días Maya,
Eliminarsiento muchísimo la decepción que ha vivido nada más empezar el año. No recuerdo bien como me habrán salido las tartas Sacher el 31 de diciembre pasado, pero si me acuerdo que efectivamente era un día en el que estuvimos atareados. Me honraría si el día de su elección me diera la oportunidad para obsequiarle con una pequeña tarta Sacher.
Un cordial saludo,
Ambrosius
Vaya! Pues querida Maya, me acercaré a comprobarlo por mi mismo...la verdad, es que tengo a Ambrosius en alta estima...te ha pasado solo en esa ocasión, o ha habido algún otro bluff antes? Yo lo considero fiable, pero puede que tuviera un mal día, que no sepa hacer la tarta sacher, o que yo tenga el gusto dulcero algo distraído...pruebo la sacher y te cuento...un abrazo!
ResponderEliminarSiendo dulcero y siendo de Sevilla, yo te recomendaría Ochoa o San Buenaventura. Ambrosius es un producto para los guiris sevillanos.
ResponderEliminarDulcineo.
Estimado Dulcineo, gracias por tu comentario, que como dulcero y sevillano veo que está fundamentado. De las dos sugerencias que haces, me quedo con Ochoa, además por la resonancia que ese apellido tiene en los PoNis del SFP...y siento discrepar contigo en lo de San Buenaventura...sevillanía por los cuatro costados, sí, pero mi última experiencia, entre las tortas de aceite con sabor a humedad y la racha para olvidar que llevan con las palmeras de huevo, ha caído en descrédito...de su tienda en Carlos Cañal me salgo, y me meto sin dudar en Ambrosius...
ResponderEliminarUn saludo,
Plax
Estimado Plax,
ResponderEliminarmuchas gracias por tan buenas palabras acerca de nuestro hacer. Transmitiré tus saludos a mi madre :)
Un cordial saludo,
Frank
He probado una de milhojas de HAMBROSIUS y esta bueeeeniiisima
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