...siempre me habían gustado, aunque las mantenía a prudente distancia, con encuentros fortuitos y a veces furtivos, por razones calóricas.
Aparte de esa querencia histórica, empecé a hacerme una idea de su trascendencia más allá del Aljarafe cuando vi una crítica hace años en un periódico americano, y hace menos en el Monocle, diciendo que se trataba de lo más excelso de la gastronomía española...
...y desde que hace dos semanas el Tirano me reprochara mi "falta de ética" por no desayunar después de mis carreras, he vuelto a las Inés Rosales. Cosa fina, delicia de runner. Has sido buen amigo, Tirano, por meterme en "verea"...mis recuerdos de infancia y mi estómago te lo agradecen...
Las del Mercadona están casi más buenas, querido Plax. ¿Tú de verdad te fías de las cosas que se publican? Eso es todo marketing pagado. Y más en el Monocle.
ResponderEliminarUn abrazo
...también es verdad, Abuelo, que a veces me pongo mu tonto. ;)
ResponderEliminarUna cosa sí es verdad, y se me había olvidado al escribir el post, es que en Francia las vi en los supermercados Monoprix, acompañadas de cositas buenas de importación. Y caras. Bastante caras.
Las del Mercadona no las he probado. Me las apunto. Pero hasta ahora, las que he probado que no eran de Inés Rosales me han resultado algunas buenas, pero otras que parecen verdaderas galletas; otras que meten otros aceites de cosas raras...pero como te digo, probaré estas que dices.
Un abrazo!