Aunque por todos es sabido que mi casa es formalmente territorio portugués, a pesar de estar ubicada en Sevilla, el pasado martes tuve la oportunidad de estar por un día en Portugal.
Las dos semanas previas las había pasado en los dominios de los cabecicubos centroeuropeos, polacos primero y germánicos posteriormente, y pasar de la depresión que me sobreviene por estar rodeado de tanto cabecicubo, a estar en tierra portuguesa, me hizo hasta mejorar la histaminosis contra la que estoy peleando.
Y es que nada más cruzar la frontera por Badajoz, y ver esa raya de separación de carril de doble ancho, ese asfalto gris plomizo, esos paisajes naturalmente naturales, esas estaciones de servicio que prestan servicios... ya sólo con eso me compensaron las cuatro horas de coche. Pero cuando paré a desayunar y me atendió una señora rural con un solo diente, que me preparó un galao con torradas de pao de forma que responden, de forma irreproducible fuera de las fronteras de Portugal, al concepto platónico de leche con gotas de café y tostadas con mantequilla fundida que se te deshace en la boca, reconfirmé en apenas unos microsegundos mis esquemas mentales que me hacen admirar la autenticidad de Portugal, versus la cabecicubicia de los anormales centroeuropeos.
Por lo que aunque no haya grandes industrias, ni metros en todas las ciudades, ni una red ferroviaria que llegue a cada esquina, ni unas ciudades equipadas con los medios más modernos y más sofisticados, ni bancos que lo financien enriquecidos a base de las deudas de las odas y cantos europeistas, ni gente estirada hablando idiomas que sólo hablan unos pocos millones de estirados en sus propias fronteras... prefiero la autenticidad de la pobre Portugal, a la sofisticación de la mierda con envoltorio de oro de la cabecicúbica CentroEuropa.
Sigo rezando para que nunca la invadan, ni poco a poco desde la cabecicúbicamente encutrecida Albufeira, y sigo rezando para que nadie me obligue a volver a tener que anexionar mi casa a territorio español.
Con todos mis respetos,
Miniurgo.
Suscribo al 120% tu elogio, Miniurgo. Ojalá nos invadiesen ellos. Seguro que nos iría mejor. Viva Portugal!!!
ResponderEliminarQuerido Miniurgo: admiro la autenticidad de Portugal, pero igual que cualquier otra. Territorios cabecicubos debe haber, en los que habitáramos encantados hombres cabecicubos como yo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero la gran diferencia entre tu estructura mental cuadriculada y la Cabecicubicia, es que tú permitirías que en tu territorio cuadriculado viviera quien quisiera cómo quisiera, y los cabecicubos quieren que por cojones todos seamos cabecicubos, sin entender la naturaleza de los griegos, italianos, portugueses, irlandeses, españoles, a los que nos obligan a ser como ellos... porque lo dicen ellos que son los más listos... Aunque tirando de la Historia parecen los más anormales.
EliminarSi eso es así, te doy totalmente la razón. Pero, ¿no serán nuestros votados y elegidos gobernantes los que quieren obligarnos a vivir cuadriculadamente?
EliminarUn abrazo.