En Septiembre del año 97, llegué, junto a mi entonces compañero y hoy amigo Tomás, a las puertas del campus de la Doua en Villeurbanne (Lyon), donde se encontraba la escuela de ingeniería INSA, impaciente por conocer el campus en el que pasaríamos un curso universitario.
Por aquel entonces, internet era apenas incipiente en los hogares españoles y no habíamos podido conocer previamente la distribución del campus, ni donde se situaba nuestra residencia, por lo que pedimos al taxista que nos había traído desde Satolas que nos dejara justo en la puerta del campus.
Cargados con dos maletones, empezamos a seguir las indicaciones hasta nuestra residencia. Esto nos llevó más de quince minutos. En este recorrido, pasamos junto a las instalaciones deportivas del campus. Me fijé que a la izquierda quedaba un campo de fútbol de dimensiones reglamentarias, pero de tierra. Aún no sabía que meses más tarde, en el año del Mundial de Fútbol en tierras galas, disputaríamos en él el mundialito del INSA y que perderíamos la final contra Marruecos.
Miré un poco más al fondo y vi un campo de rugby también de dimensiones reglamentarias, pero era de césped. De un césped no perfecto pero sí cuidado. Recordé en ese momento mis pinitos en el mundo del rugby, en cuarto curso de EGB, cuando me inscribí en el Ciencias Escuela Francesa y jugábamos en el campo de rugby de tierra que en aquel entonces aún había en el Portacoeli. Recordé también mi primer y último partido en el casi me rompen la nariz. Y comprendí súbitamente que allí en Francia, el rugby era más importante que el fútbol. Que allí, no se castiga a los futuribles jugadores con campos de tierra. Que allí se les mimaba con campos de césped.
A lo largo del año, admiré como tremendas bestias disfrutaban jugando al rugby en ese campo de césped y comprendí que yo jamás habría llegado a nada frente a tremendos armarios de 8x8...
Y es que desde pequeño, he sentido admiración por el rugby. Ese deporte casi mitológico que siempre me ha parecido un elegante deporte de bestias.
Y estos recuerdos me han vuelto en estas semanas porque aunque prácticamente nadie en España se ha enterado, este año se ha celebrado el Mundial de Rugby en Nueva Zelanda, la tierra de los All Blacks, quienes finalmente han conseguido el torneo, venciendo en la final, precisamente a Francia...
Enhorabuena a los All Blacks, y esperemos que alguna vez puedan retransmitir el mundial en abierto, para que los que nos gusta este deporte, lo podamos disfrutar, aunque seamos una extraña minoría en este país de furgoleros.
Miniurgo.
Mi única incursión en el rugby fue en un partido casual y callejero en Irlanda, y cuando me pasaron el balón, hice un pase estilo quarterback Dan Marino...los chavales se quedaron mirándome, incrédulos, y me di cuenta de que ese deporte en el que se pasaba la pelota siempre en línea o hacia atrás no iba conmigo...
ResponderEliminarEso no quitó que siguiera admirando el juego, a pesar de mis carencias para su práctica...y sobre todo, por ser la esencia del "lo que pasa en la cancha, queda en la cancha"...a diferencia del llamado "deporte rey", cada vez más en manos de niñatos volubles...
Todos mis respetos a los All Blacks por su carisma en esta historia del deporte, tal vez la única que me interese ya, junto al ciclismo...Cracks que lo dan todo sólo por la gloria de ganar, de competir, no sólo por la pasta...
Hasta las loas a deportes secundarios te quedan bien, querido Miniurgo.
ResponderEliminarAbuelo...manifiestas una incultura deportiva impropia de ti.
ResponderEliminarUn deporte tan anitguo como el fútbol, con más de 100 federaciones y que se sigue de forma mundial, secundario?
En el hemisferio Sur, TODO el mundo juega al rugby.
En la Commonwealth, TODO el mundo juega al rugby.
En África, en Asia, en Latinoamérica, se juega al rugby. Incluso en España se juega y se sigue.
Claro que una cosa es jugar y otra dar seguimiento.
Una competición donde se juega por hemisferios, se mantiene la caballerosidad después de pegarse bichos de 120 kilos y otros detalles más, merece algo más que ese calificativo.
No muchos millones más siguen la final del Mundial de fútbol vs. la de rugby, te lo puedo asegurar.
Yo nunca lo he practicado aunque siempre pensé que me gustaría...una más de mis frustraciones.
Gran post Miniyo, por uno de los grandes deportes olvidados en este reino de Messis y Ronaldas...
Muestra de los códigos que rigen este deporte es que Francia ganó el sorteo de la final, que se realizaba unos días antes.
ResponderEliminarCorrespondía a los bleus jugar de azul y a Nueva Zelanda (organizadora) de blanco, en lugar de la mítica y terrorífica equipación negra.
Sin embargo, Francia, de forma unánime entre cuerpo técnico y jugadores, decidió dejar a N.Zelanda jugar de negro, como homenaje y agradecimiento al gran mundial organizado y a la referencia que suponen los All Blacks en el rugby mundial.