El turno de los PaPos Catalanes... en el País de la Comedia

Honestamente, que insulten a los andaluces, me importa poco. Yo lo hago todos y cada uno de los días de mi existencia, desde que con trece años pude visitar Paris en el viaje de fin de curso de octavo de EGB.

Y es que con sinceridad, y honestidad, los andaluces, en media, somos para insultarnos.

Pero no por nuestro acento, ni por nuestras costumbres, ni por nuestra siesta (quien la pueda hacer), ni por nuestra cocina, ni por nuestra literatura... ni por nada relativo a nuestra cultura.

Sino por nuestro Ser Metafísico que hemos adoptado en las últimas generaciones que nos ha llevado al estancamiento como sistema cultural que debiera haber sido supuestamente vivo, y se ha quedado en lo que las generaciones anteriores nos hicieron Ser, aniquilando de cuajo todo lo que las futuras puedan llegar a Ser.

Pero claro, yo soy andaluz y puedo quejarme e insultarme a mí mismo. Y además lo puedo hacer en mi acento. Ese que le gusta a las tías cuando estás en la Barcelona cosmopolita.

Pero que lo haga un gilipollas catalán, de la Cataluña más rancia, como Arturete Másomenos, o Durango Lérida... me toca fuertemente los cojones.

Porque que unos mamarrachos, se quejen del Pueblo que con su trabajo ha llevado a Cataluña a donde estaba en el año 92, justo antes de que esta pandilla de mamarrachos políticos la esquilmaran con su catalanismo de bodevil, es por encima de todo, una falta de respeto hacia parte de su propio Ser. Porque sin los andaluces, Cataluña, jamás habría llegado a ser lo que fué hasta hace unas décadas.

Por desgracia, Cataluña es hoy la triste imagen de lo que fue gracias a estos supuestos Catalanes de pura raza...

Mi admiración y amor por Cataluña y los catalanes, está muy por encima de estos mamarrachos. Pero no quería dejar de elevar mi disgusto por la forma tan poco inteligente que algunos PaPos, Payasos haciendo de Políticos, en esta ocasión casualmente catalanes, tienen de justificar su incapacidad como gestores de lo público.


Miniurgo.