Por suerte hoy he coincidido con el día que las olas rompen altas y fuertes en la playa de L.A...
He vuelto a meterme en el agua como de pequeño, a dejarme llevar, a sentir el latigazo en la espalda, el agua corriendo rápida entre los dedos de mis manos, que hacen de proa hasta topar con arena, notar ya el agua lenta o tocar alguna pierna a la que me tenga que disculpar.
Qué suerte tener el mar cerca así de vez en cuando. Qué gusto más grande recibir esta paliza todos los años.
Con todos mis respetos,
Plax
¿Te acuerdas hace años que un viejo te dio una patada en la orilla para ver si estabas vivo o muerto? ¿Y de como Salva se reía con tus revolcones hace 15-20 años cuando él era más o menos como Manuel ahora?
ResponderEliminarEnvidio tu capacidad de seguir siendo un niño...
Un abrazo.
Tal vez conserve esa capacidad porque me permite, de vez en cuando, seguir liberándome...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Abuelito.
Ver a mi pequeño Lucilo buguear este verano y cómo sin miedo cogía las olas enormes (para él y casi para mí) de la Ballena y de los Lances, ha sido una de las mayores satisfacciones y vivencias de este verano con él... A Telémaco le dan miedo... El año que viene se lo conseguiré quitar...
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