sábado, 13 de diciembre de 2014

El árbol, el bosque, Podemos y la Universidad

Pues es cierto, como me anunció Manipura antes de volver de China, que el debate está vivo. Y me alegra que así sea, aunque sea por contraste. Estando allí en Shanghai, la gente hablaba en voz baja de lo que estaba ocurriendo en Hong Kong, pero nada trascendía de lo que ha sido una protesta a día de hoy irremisiblemente callada: seguramente, en un año, no habrá memoria de lo sucedido y todo seguirá igual.

Como un cubo de agua fría, o caliente, aterrizar y asistir al debate sobre el ascenso de Podemos, me hace despertar bruscamente tras el distanciamiento y el letargo. Especialmente, porque dentro de la disputa, que llega a la ridiculez del presunto escandalito de la beca de Errejón, veo instalada una libertad para decir cualquier cosa que me parece un signo de salud a celebrar. Se discute, y ese es el principio básico del sistema del que nos hemos dotado en esta parte del mundo. Otra cosa es a quién sirva esa discusión, pero eso tal vez sea para otro post...

El caso es que en paralelo a ese debate, y en lo que es una estrategia destinada a desacreditar a una nueva "casta universitaria", de repente leo en TBOs como El País reportajes y artículos de opinión sobre la corrupción intrínseca a la Universidad, a sus sistemas de selección y promoción, proponiendo fiscalizar lo que en ella se imparte, auditar los proyectos que desde ella se promueven...pareciera que el problema principal de este país, el lastre que no le deja avanzar sea, de repente, la Universidad.

A ver.

En Octubre hicieron 12 años desde que empecé a dar clases en la Universidad. Tiempo suficiente para darme cuenta de cómo funciona desde dentro. Y doy fe de que podrida, está. Y como además de la Universidad estoy en el mundo, me doy cuenta de que lo está exactamente al mismo nivel que el mundo empresarial, la política, el fútbol o los toros. Sí, hay dentro de ella iniciativas interesantes, gente voluntariosa que lo hace bien con mucho sacrificio personal, pero no deja de ser una estructura inmóvil, lenta, rígida.

No sé si es el lastre. Lo que sí sé es que podría ser un motor y nadie lo quiere arrancar. Un motor que además, desde 2001 alguien decidió griparlo, en virtud de una ley aprobada por José María Aznar y luego refrendada por Zapatero y Rajoy, y que ningún gobernante se ha propuesto verdaderamente rescatar. A lo mejor no interesa, o tal vez debiéramos, como institución, darle el mismo status de "cascarón de huevo" que en nuestro país tienen la monarquía o la Iglesia: se les da dinerito, no se las toca y se las deja estar. Calladitos estamos mejor.

Pues no. La Universidad tiene que evolucionar, tiene que cambiar. Exponerse y competir, aportar valor, criticarse a sí misma, transformarse y avanzar. Es algo completamente necesario. De los que critican a Podemos, sí que les suscribo un requerimiento que también he oído, y que debiera ser la primera tarea que Podemos debiera abordar: airear su propia casa, ordenarla, reformarla. Hay muchas prioridades, y la de la educación, universitaria incluida, es fundamental.

Eso es en lo que a mí respecta.

En lo que respecta a la discusión en general, por favor, seamos serios. A los que supuestamente "saben" gobernar por la experiencia, que dejen de hacer cazas de brujas y de hacer el ridículo. Si realmente quieren reformar la Universidad, que sean valientes y le metan mano, reformando el legado que Aznar dejó sobre ella, y contando con los que dentro de ella están. No sacando escandalitos: un árbol no tapa todo el bosque, y para escandalitos, los que tanto "saben", tienen mucho que callar. La gente no es tonta, lo sabe, y en consecuencia votará.

Con todos mis respetos,

Plax

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