Cuando éramos pequeños, Halloween era una fiesta que sólo aparecía en las películas americanas. Y es que junto con el Día de Acción de Gracias, eran esas fiestas típicamente americanas que todos conocíamos por el cine, pero ninguno sabíamos ubicar muy bien en el calendario, ni tan siquiera entender su significado.
En esa época, a ninguno de nosotros, en su sano juicio, se le ocurría disfrazarse de bruja, calabaza, demonio o vampiro, justo la noche previa a que nuestros padres y abuelos fueran a los cementerios a rendir visita a los seres perdidos. Así como tampoco se nos ocurría proponer a nuestros padres celebrar la cena del Día de Acción de Gracias unos jueves más tarde a esa visita.
Sólo el genio de Lorente sí se disfrazaba. Y es que recuerdo como en segundo de BUP me dijo:
- "Esta noche me voy a celebrar Halloween a Rota".
- "Halloween?", le pregunté yo.
- "Es que Rota es América", me respondió, con la misma naturalidad y seguridad con la que siempre respondía a hechos surrealistas para el resto de la humanidad, pero tan obvios en sus esquema mentales tan pecualiares como geniales. Ante tal respuesta no había nada más que preguntar. Era evidente que era normal que sólo él celebrara Halloween en España, por veranear en Rota.
Pero estos recuerdos, hoy son como los de nuestros abuelos. Y es que hoy, con la globalización, nadie se cuestiona celebrar Halloween. Es una obviedad celebrarlo, y una atrocidad no hacerlo. Si no que se lo pregunten al Payaso Huesitos y a la Vaca Demonia...
Ahora, a por el Día de Acción de Gracias...
Miniurgo.
Queridos amigos, ayer me disfracé hasta yo...con unos dientes de drácula que me prestaron...
ResponderEliminarMiniurgo, se ve que Lucilo y Telémaco se lo pasaron en grande...
Abrazos
Esto es imparable...y aunque no me veo disfrazándome de mago loco o de canina, cuando me lo pida mi niño, que lo hará, me disfrazaré...pero es un mojón de fiesta, aquí y en Cuenca...
ResponderEliminarUn abrazo.