Hola a todos,
Tarde lluviosa de un día lluvioso y un poco otoñal en Moscú. Sentado en mi habitación del hotel, acabo de escuchar por internet la carrera de Fórmula 1 (qué gran invento poder escuchar a Pepe Domingo Castaño desde el otro lado de Europa, se siente uno como en casa).
Hoy he aprovechado para escribir algunas cosas que quería compartir sobre Moscú, y para eso me había documentado sobre unos rascacielos que se construyeron en Moscú en época de Stalin, Las Siete Hermanas.
Wikipedia es otra de esas cosas fantásticas que tiene Internet. Gracias a ella he encontrado información interesante sobre esos edificios. El caso es que en este artículo se dan algunos datos sobre la construcción urbanística de la época en Moscú. En concreto, se dice que durante 1947, 1948 y 1949 en Moscú se edificaron 100.000, 270.000 y 405.000 metros cuadrados de vivienda respectivamente. Sin embargo, el proyecto de los rascacielos (1947-1953, aunque en el 47 se hizo el proyecto y no se empezó a construir hasta el 48) se llevó él sólo 500.000 metros cuadrados de edificación, y encima a un coste bastante superior.
Por tanto, según esa conclusion, este esfuerzo de construcción de los rascacielos parasitó casi un 50 % de la capacidad de construcción en Moscú, en una ciudad que no paraba de crecer y en la que cada vez vivía más gente.
Esta decisión política de aparentar y construir edificios aparentes a los de las potencias occidentales es muy posible que afectase de manera significativa a la vivienda y las condiciones de vida de la gente en Moscú. En aquel momento el mundo estaba dividido en dos bloques, y lo importante era aparentar que se era más fuerte, o cuando menos igual.
El caso es que esto me ha llevado a reflexionar sobre la forma de gobierno que tenemos actualmente. Los de mi generación hemos nacido en una época en la que todavía no se había acabado la Guerra Fría. Analizándolo, parece que en ese mundo dividido en bloques, las motivaciones y caprichos políticos podían causar grandes consecuencias, y ciertas decisiones podían movilizar un país entero (o algo más) para hacer una cosa u otra.
En fin, que parece que los políticos de entonces sí que tenían poder. Sin embargo, una vez caído el muro, la URSS, la "muerte de las ideologías", el "ya no existen la izquierda y la derecha" (seguro que os suenan esas frases), hemos sacralizado tanto al dinero (como dice Sabina en una canción, el único Dios verdadero), que lo hemos convertido casi en una religión, en un dogma de fe.
El Telón de Acero en Europa |
En nuestra sociedad actual todo está por debajo del dinero. Todo está sometido al poder de los mercados, a la evolución de los indicadores macroeconómicos, a la valoración de la fiabilidad de la deuda de los países que hacen organismos y empresas como Moody's y Standard & Poor's. Empresas que por cierto contribuyeron a crear la gran crisis financiera mundial que nos ahoga, porque debido a la avaricia fueron incapaz de reconocer el peligro de los famosos fondos de inversión compuestos (las hipotécas NINJA y todo eso). Y ahora se presentan como las que tienen la Espada de Damocles por el mango, sancionando qué pais es de fiar y cual no, amenazando incluso a la todopoderosa administración norteamericana de Obama con quitarles la Triple A. No se libra ni el USD.
El caso es que parece que en esa época pasada que citaba antes, con el telón de acero y el mundo en dos bloques, aún parecía que la economía estaba al servicio de la política, de modo que las decisiones políticas tenían consecuencias y efectos más o menos claros (buenos o malos, pero los tenían). Pero ahora el poder político está claramente sometido al poder económico, más sutil, más difuso, pero igual de peligroso.
Entonces sí que le queda a uno la sensación de que esas frases son ciertas: la ideología ha muerto, la izquierda y la derecha ya no existen. Las hemos hecho ciertas, porque esta sociedad ha cedido todo el poder a la economía, al dinero, al rico en definitiva.
Por lo tanto, ¿qué efecto tiene votar a un partido u otro? ¿Qué efecto tienen en verdad las decisiones del Gobierno? ¿Quién gobierna a quién?
Saludos,
Spaderman, ahora al otro lado del telón de acero (.. más triste que un torero ... )
El caso es que parece que en esa época pasada que citaba antes, con el telón de acero y el mundo en dos bloques, aún parecía que la economía estaba al servicio de la política, de modo que las decisiones políticas tenían consecuencias y efectos más o menos claros (buenos o malos, pero los tenían). Pero ahora el poder político está claramente sometido al poder económico, más sutil, más difuso, pero igual de peligroso.
Entonces sí que le queda a uno la sensación de que esas frases son ciertas: la ideología ha muerto, la izquierda y la derecha ya no existen. Las hemos hecho ciertas, porque esta sociedad ha cedido todo el poder a la economía, al dinero, al rico en definitiva.
Por lo tanto, ¿qué efecto tiene votar a un partido u otro? ¿Qué efecto tienen en verdad las decisiones del Gobierno? ¿Quién gobierna a quién?
Saludos,
Spaderman, ahora al otro lado del telón de acero (.. más triste que un torero ... )
De una u otra forma, el dinero ha sido siempre el que ha manejado las riendas, aunque con mayores sutilezas que hoy día; ahora se ha quitado la careta y lo hace con todo el descaro. Por otro lado, no te dejes llevar mucho por Sabina, que está tocado... de bombín.
ResponderEliminarYo estoy d acuerdo con tu padre Spader. El dinero, el poder económico, está detrás de todo.
ResponderEliminarLa avaricia humana por un lado ha estado en el auge y colapso de todos los sistemas políticos. De hecho no se deberían citar como políticos, sino como económicos.
LA política al final no es más que el instrumento de distribución de riqueza de los gobiernos...las diferentes caretas que le ponen para venderlo al pueblo, pero el dinero lo mueve todo.
El dinero, el intercambio, la riqueza, la avaricia...fueron lo primero, la política vino luego.
Para terminar...por qué no publica Sabina sus cuentas, como Llamazares? ;-))
Lo de Sabina os lo habéis tomado a la tremenda. Sólo lo he puesto por usar algunas de sus letras como referencia, y poner un contrapunto. Que publice o no sus cuentas, mire usted, lo mismo me da...
ResponderEliminarBueno, tenéis razón, en el fondo es siempre el poder económico el que está detrás de todo. Pero ahora ya es tan descarado...
En nuestra sociedad, en nuestro mundo, el que tiene el dinero, es el que tiene el poder...y lo que el hombre ha buscado siempre, es el poder.
ResponderEliminarAntes que Sabina, ya lo dijo Quevedo...poderoso caballero es don dinero.
ResponderEliminarPues sí, Spaderman, todo es dinero.
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