Ayer la Hermandad de la Carretería decidió no procesionar ante el riesgo de lluvia. Lo cual dejó a mis pequeños Telémaco y Lucilo sin procesionar de monaguillos por segundo año consecutivo.
Soy ateo entrópico, y detesto la sociedad sevillana de la que formo parte, pero me gusta la Semana Santa como manifestación cultural. Especialmente desde que la estudié desde otra perspectiva a la que estaba educado, en la primavera de 1991.
Por ello, procuro que mis pequeños contribuyan a mantenerla en el futuro.
Pero ayer nos quedamos "en tierra" y ello nos permitió quedarnos en la Banlieu con Playa a disfrutar de su versión de la Semana Santa...
Y esto me permitió reflexionar sobre el ombligismo sevillano y su odioso "Sevilla es lo mejor del mundo".
Y es que cualquier capillita sevillano de pro, en el remoto e hipotetiquísimo caso en el que se ausentara de la Capital Mundial de la Semana Santa, y se trasladara a disfrutar de la de Chipiona, esa cutre Banlieu con Playa, le entraría tal flato y "sarpullio" que le reventaría la cabeza.
Pero esta versión de la Semana Santa, esta versión de la reivindicación grupal ante su entorno de los cofrades chipioneros, es tan válida e intetesante como lo es la de Sanlúcar de Barrameda, o la de Jerez de la Frontera, o la de Málaga, o la de Marchena, o la de La Puebla de Cazalla... Manifestaciones todas ellas que nos hablan de la gente, de su historia, de su forma de ser, de su orgullo... Como lo es la de la gente de El Cerro, o del Polígono de San Pablo, o de San Gonzalo, o los Macarenos, o de los Carreteros...
Y ver la Semana Santa de Chipiona, me ha despertado ese antiguo interés, nunca realizado de disfrutar de la Semana Santa de otros lugares... Del domingo de ramos de Osuna, del traslado del Cristo de la Buena Muerte de Málaga, del jueves santo de Aracena, de la Madrugá de Marchena, o de la Puebla de Cazalla, del viernes santo de Jerez, o de Cádiz... Para enriquecer mi entendimiento de lo que cada pueblo es, de lo que somos, más allá del ombliguismo sevillano.
Me gustaría proponérmelo para el año que viene... Si Afrodita me lo permite...
Miniurgo.
Pues yo este año me he reconciliado un poco con la de Sevilla. Mira tú por dónde.
ResponderEliminarAbuelo, tu siempre a contracorriente... Sólo falta verte sacando la papeleta de Santa Marta, por la feria... y bailando sevillanas... Con lo que has bufado...
ResponderEliminarUn abrazo.
Acertado este post, porque cada sitio tiene su tradición y cada pueblo la vive como suya. No debemos caer en magnificar a la propia a costa de despreciar las demás.
ResponderEliminarBuena reflexión!
El abuelo es pa pegarle...este año mientras algunos dormíamos, él salía hasta a ver la Madrugada y pedía reflexiones por el chat sobre si son mejores las bandas de cornetas y tambores o las agrupaciones musicales. Todo esto a ritmo de marchas y vídeos en Youtube los días que ha llovido. Yo creo que alguien le ha estado suplantando...
Espero verlo bailar sevillanas, efectivamente.
La Semana Santa es la Semana Santa, y la Feria es la Feria...
ResponderEliminarY que conste que yo sólo he dicho que me he reconciliado "un poco" con la Semana Santa de aquí. Y porque he intentado encontrarle algo que me sirviera A MÍ. Aunque eso estuviera escondido tras toda la parafernalia que este jolgorio popular arrastra.
La Feria, PARA MÍ, lo perdió hace años. No sé si algún día lo encontraré, o al menos, me pondré a buscarlo.
Más allá de mí mismo, más allá de las fronteras de mis límites, existe un mundo bien complejo que vale la pena conocer. Estoy contigo.
ResponderEliminarSiempre que veo las imágenes de fiestas de otros lugares y las encuentro ridículas o fuera de lugar, no dejo de preguntarme si otros pensarán lo mismo cuando vean lo que se da aquí... y me imagino en la que le puede caer al pobre desgraciado que se atreva a insinuar que no le gusta o no le ve sentido.
ResponderEliminarCorrecto. Mucha paja en ojo ajeno y poca viga en propio se ve por aquí.
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