Pero no fue la cerveza en el Salvador, sino el evento de masas que a la misma hora ocurría en el Ayuntamiento de mi complaciente ciudad lo que me recordó a dónde había vuelto.
Porque a lo mejor no debería buscarle un sentido a una cola de cientos de personas para ver el féretro de Cayetana de Alba. Pero creo que si se lo buscáramos, tanto a la cola de la Duquesa en la plaza Nueva como a la que rodea el mausoleo de Mao en la plaza de Tiananmen, seguro que nos iría distinto.
En China y aquí nos iría distinto y mejor. Estoy convencido. Con todos mis respetos por los difuntos,
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