No he pasado por la "fiebre amarilla", que es como los expatriados aquí llaman a las relaciones amorosas chino-occidentales, por lo que no puedo decir nada de cómo funcionan desde dentro.
Pero sí que me gusta fijarme en las muestras de cariño que se dan al exterior. Siendo ésta una cultura donde es chocante ver, por ejemplo, un beso en público, cuando el amor se manifiesta lo hace a través de gestos no menos llamativos, pero sí más sutiles: famosa es, por ejemplo, la costumbre de los shanghaineses de llevarle los bolsos a las shanghainesas, en lo que no sé aún si es una señal de sumisión o todo lo contrario.
Pero de todas las que voy viendo, mi preferida es la que de tanto en tanto me asalta en el metro, cuando muchas veces la mirada descansa rebuscando distraída hacia abajo. El signo es encontrar dos pares del mismo modelo de zapatos, generalmente de distinta talla, en un acto de ternura fashion que directamente me llega al corazón provocando una lagrimita...es ver las deportivas juntitas (son siempre zapatillas de deporte), levantar la mirada a lo largo de las piernas hacia arriba, y ver a la pareja confirmando con sus gestos, sus miradas, sus caricias, lo que sus pies te han empezado a transmitir. Sencillamente genial.
Me guardo todavía ese gusto, el de aplicar esta lección china y regalarle en el futuro a quien yo quiera unos zapatos como los míos, para llevarlos puestos los dos por donde sea. Entonces también saldré de dudas por mí mismo, me imagino, para saber si cuando te peleas con tu novia los botines te empiezan entonces a hacer rozaduras; si cuando te ocultan algo, los pies del otro huelen mal, o si el amor llega al extremo de que si lo que se comparten son Nike, por ejemplo, ponerse por tu cuenta unas Adidas pueda ser interpretado como un indicio de infidelidad o una declaración de guerra.
De momento, y hasta que llegue la ocasión, me quedo solamente con este gesto insuperable de las loving trendies orientales, y la imaginación de escuchar cómo entre los modernos, a ras de suelo, 'te quiero' en chino se dice "I love shu"...
Con cariño, y con todos mis respetos,
Plax
Te he dejado en mi blog un pequeño guiño: http://diasdeaplomo.blogspot.com.es/2014/11/cae-la-tarde.html
ResponderEliminarUn abrazo
jajajaja, sencillamente genial este post Plax. Ay, que sería de la vida sin estos pequeños detalles, y sin la gente que se fija en ellos y luego nos lo cuenta a los demás. La vida, desde mi modo de entenderla, son eso, los pequeños detalles de la vida cotidiana. Eso de que llevo los calcetines a juego con el color de la camiseta de dentro y de los pendientes ynotehasdadocuenta... que es lo habitual. Si sí, te das cuenta, pues ya llevas el cielo ganao, en cuanto a universo femenino me refiero. Jajaja, el dios de las pequeñas cosas...que me leí hace tiempo y que ya no me acuerdo.
ResponderEliminarSigue contándonos y vete acumulando anécdotas, que nos las cuentes en el vivo y en el direrto. Abrazos
Sí…en general Asia es un cajón de sorpresas de ese tipo. Lo de los detalles es solamente cuestión de atención…y en la atención nos va la vida.
EliminarAbrazos!