Llegué a Pamplona huyendo de Vitoria, cuya tristeza y sensación de encontrarse vacía me ofrecieron una de las impresiones menos hospitalarias de los últimos tiempos...dicho de otra manera, y por supuesto con todos mis respetos, Vitoria fue digna y merecida sucesora de Albacete en el famoso caga y vete...
Pero ha debido de ser la venganza oculta de Vitoria, la que como Moctezuma, me persiguió hasta Pamplona...no tuve mejor idea que alquilar una habitación en la misma zona de San Nicolás, que para los que conozcan Pamplona ya saben que es como la Alfalfa un fin de semana, pero a lo exagerado, Pamplonica's way...
Menos mal que traía los tapones de los oídos y las pastillas de adormidera, pero aun así, hasta las 5 de la mañana que cerraron los bares, en mi subconsciente sonaba una canción, por encima incluso del chunda-chunda que hacía retumbar el suelo de mi habitación.
Mientras daba vueltas en la cama, la letanía no era otra que el "pobre de mí...poobre de míí"...Vaya con la habitación con vistas a la calle del Hostal Aralar. La noche que me ha dado. Vitoria se vengó.
Con cariño, con sueño, y con todos mis respetos desde la plaza del Ayuntamiento de Pamplona,
Egunon amigos...
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