...desde pequeño, siempre flipé con la bandera de Canadá. Producto de una de las épocas más ricas de la historia del diseño (hasta los años 80, en los que el diseño y la arquitectura empezaron a hacer flyers y todo se fue al carajo), su limpieza gráfica era sinónimo de modernidad, de ganas de romper con el pasado colonial (la Union Jack seguía estando en su insignia, como miembro de la Commonwealth), contundente, reconocible, prodigiosa en su claridad: una hoja de arce geometrizada de color rojo sobre fondo blanco, y dos barras laterales rojas en cada extremo.
Impecable. Su aprobación en 1965 fue producto de un intenso debate para redefinir su identidad nacional, y se consideró que representaba la riqueza natural de un país donde el sirope de arce se consume en cantidades industriales, la vitalidad y fortaleza de sus bosques como ejemplo de la vitalidad y fortaleza de su nación.
Dándole vueltas al proceso de redefinición de la marca España, que ha llevado al alumbramiento de la marca blanca Sponien en este foro por Miniurgo, creo que procede aplicar ese mismo proceso fundacional a nuestro entorno más inmediato, como es Andalucía. Y si bien no me atrevo a lanzar todavía una propuesta de nombre para su marca blanca, sí que creo haber encontrado inspiración para sus nuevos símbolos y señas de identidad...
Solamente hay que darse un paseo por cualquier oficina de la Junta, para darse cuenta de la omnipresencia de una planta situada más bien en las antípodas del enhiesto arce, que suele colgar de tiestos colocados al borde de escaleras, encima de armarios, en alféizares de ventanas, desparramando sus ramas blandas, rizomáticas e informes, por doquier. Da igual que la gente se vaya un mes de vacaciones en agosto y no se riegue, el poto nunca muere.
Desde el inicio de la Autonomía, el poto se ha convertido en seña de identidad de su paisaje de burocracia, inundando en su blando verdor la experiencia cotidiana del trabajador y el ciudadano, para hacerlo parte de sus vidas...fijaos bien: potos colgantes en las Consejerías, en las Delegaciones, en Empresas Públicas, hasta el mismísimo Palacio de San Telmo...hasta yo mismo en mi casa tengo un poto...soy andaluz...
Por eso, aprovecho este momento de renovación y de creación de marcas blancas para proponer eliminar de nuestra bandera a ese pedazo de machote, PuMa entre los PuMas, que es Hércules con su taparrabos markenpacken, sus columnas, su arco y sus leones...no vaya a ser que ya que todo son marcas, algún inversor finlandés, alemán o ruso venga aquí con falsas expectativas, se encuentre con el 37% de paro general y el 66% de paro juvenil en Andalucía y demande a la Junta por publicidad engañosa...por eso, con todos mis respetos, propongo la inclusión de un nuevo símbolo en nuestra bandera, blando, pendulón y amorfo, para empezar a hacer de esta imagen de nuestra marca blanca algo tan sincero, honesto y moderno como es la bandera de Canadá...colocándole como procede en todo lugar representativo de la Junta, una hojita de poto...
¿O no queda además más mona así?
Sin querer ultrajar a nadie, y con todos mis respetos,
Sin querer ultrajar a nadie, y con todos mis respetos,
Jajajajjaaja yo quiero una bandera!!
ResponderEliminarTodo es una conspiración por parte de las limpiadoras: Da igual cuántas veces te cambien de despacho, que les pidas que no te los pongan,que les digas que eres alérgica, que los tires o los dejes sin agua para que mueran....cuando crees que te has librado de ellos, una mañana mientras enciendes el ordenador, descubres que OTRA VEZ te han dejado un esqueje de poto metido en media botella de agua "porque un poquito de verde alegra"...es batalla perdida
ResponderEliminarPero es batalla perdida por una razón mayor, y es que se trata de una especie elegida...se dice que solamente las cucarachas sobrevivirían a la guerra atómica, pero junto a ellas no se cae en cuenta de que también sobrevivirían los potos...potos y cucarachas conquistando la tierra después del apocalipsis...no importa lo que hagamos, prevalecerán...
ResponderEliminarJeje, cuando mis padres se iban a la playa en verano y yo quedaba a cargo del piso familiar mientras estudiaba en Agosto en Sevilla (...), mi única tarea relevante, de responsabilidad no era "niñó no hagas muchas fiestas en casa!!!", sino, "niño por favor, échale de vez en cuando agua a los potos que se me mueren".
ResponderEliminarEl piso es un tercero con la azotea por encima, unos 35 grados si no se pone el aire dentro durante todo agosto...una sauna.
Sin embargo descubrí que no hacía falta regarlo. Ese bicho sobrevivía todo el verano, sólo hacia falta meterle un par de cubos de agua fresquita dos días antes de que llegara mi madre y la planta, revivia como salida de La invasión de los Ladrones de Cuerpos.
Potos, cucarachas y Jordi Hurtado (o su clon), las únicas cosas que sobreviviràn al Apocalipsis.
Me encanta lo de Jordi Hurtado... :)
ResponderEliminarBrutal!
ResponderEliminar... Y sin duda es el símbolo que mejor nos identifica... mi amada madre tiene potos por doquier... desde pequeño crecí entre potos...
... Pero al mismo tiempo me acojona porque yo no tengo un solo poto en casa... no soy andaluz... lo cual, pensándolo bien, no sé realmente si es bueno o malo...
Esa será de ahora en adelante la bandera que llevaremos por el Universo para colgarla cuando nos volvamos sentimentalones el día de Andalucía y cantemos ese pedazo de himno (a la altura de la Marsellesa, el himno entre los himnos), junto a nuestra bandera del Poto Andaluz. Poto de Andalmojonen... La marca blanca de la andalucía sociata...