miércoles, 2 de mayo de 2012

Los enamoramientos

Tras el desahogo, algo vehemente, de mi anodadamiento por el decretazo, paso a otra cosa mariposa, que es una de las mejores cosas que permite este bendito blog...

Sobre Los enamoramientos, he de reconocer en primer lugar mi gratitud a Gema, amiga que trabaja en La Casa del Libro de la calle Tetuán, que fue quien me hizo la recomendación. Y es que tras el éxito del consejo que me dio hace poco también para Mi planta de naranja lima, considero que su opinión sobre libros es de fiar, sobre todo cuando los temas se inclinan hacia el lado sentimental.

  

Por eso me llevé el otro día este libro de Javier Marías. Y lo hice sin estar plenamente convencido, tal vez presa de un pequeño prejuicio que me había hecho quedarme siempre en los márgenes de lo que hace este escritor: sabiendo que hay quien dice que Tu rostro mañana es una obra maestra, no quise acercarme a él, tal vez por algo raro que veo siempre en los diseños de las portadas de sus libros, o por el hecho, no sé porqué, antipático, de que sea una máquina de producir bestsellers...

El título me parecía provocador, y la foto de la portada la encontraba bonita. Me puse a leerlo con curiosidad distante, sin saber qué me iba a esperar. El primer detalle que me gustó fue ver que la evidencia del título no era tal en el contenido: la historia de una chica que ve todos los días a una pareja feliz que desayuna en el mismo bar que ella resultaba bastante cercana y familiar. A continuación, el hecho de que derive en situaciones más complejas, en las que el enamoramiento es solo un trasfondo y la reflexión sobre el tiempo fuese lo primero, terminó por convencerme...será de nuevo la deformación profesional del arquitecto venido a historiador, pero las historias de tiempo siempre me enganchan.

Quedan marcadas las páginas en las que recuerda la presencia de alguien que se ha ido en la marca de los dedos suaves en un tarro de crema, o la historia alucinante de El Coronel Chabert, de Balzac, que ya tengo descargada para completar un libro que ha hecho, de forma modesta, precisamente lo que espero al leer: que se me abra el mundo algo más allá. Lo que se llama generosidad.

Abrazos

Plax

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