domingo, 22 de julio de 2012

Re: Chinorri

Querido Miniurgo,

Ya veo que tus diferencias con los chinos son insalvables.

Entiendo lo que dices, pero encadeno esta reflexión que empezaría por un anécdota que me contaron en este viaje.

Fue al parecer en la última visita que hizo Hu Jintao, el presidente de China, a Cuba, en su primer encuentro oficial con Raúl Castro. De buenas a primeras, le espeta Hu a Castro: "Nuestras naciones son naciones hermanas unidas por el amor a los valores del comunismo. Pero entre ustedes existe una diferencia: en Cuba, ustedes se empeñan en que nadie sea rico, y en China nos empeñamos en que nadie sea pobre"

Ni que decir tiene que el silencio sepulcral más absoluto se hizo en la reunión. No siempre recibe el presidente de un país una ostia semejante en una reunión, y menos de parte de alguien que supuestamente viene a ayudarte.

Veo en China un problema a nivel poblacional que tiene una influencia decisiva en lo productivo. En escasos 30 años la población urbana ha pasado del 10% a más del 50%. Ese incremento ha sido básicamente mano de obra para la nueva industria china, integrada en los mercados globales, y la industria de la construcción que está alicatando de principio a fin el país, y mira que China es grande.

Esa población emigrante del campo a la ciudad son campesinos a los que se les quita el azadón de las manos para ponerlos en la cadena de montaje o colgarlos de un andamio. Falta brutal de cualificación de la mano de obra, compensada por un volumen brutal de producción resultado del trabajo a destajo. Lo que sale es cutre pero da igual porque hay mucho y se vende.

Yendo a lo que me resulta más crecano, y de lo que puedo hablar. Se ve cuando entras en cualquier edificio: no hay detalles en la construcción que hacen que las obras sean durables. No hay atención. Montan un proyecto de ejecución de un barrio para 60.000 habitantes, con sus viviendas incluidas, en tres días. Sin importarles que se vayan al peo en tres años.

Como he podido comprobar in situ, ese trabajo lo hacen estudiantes de tercer curso de carrera, en un departamento de Universidad al que de vez en cuando se asoma el profesor-macizador entre visita de obra y visita de obra para dar indicaciones sobre los planos apuntando con la llave del todoterreno, antes de marcharse a una reunión con un promotor.

Eso es en lo que ocurre en la arquitectura. Es cutre, vomitivo y deleznable. Pero ojo, que esa manera de hacer es la que hemos tenido en la arquitectura española de forma generalizada en los últimos 20 años. Y China no ha tenido que ver con eso. La diferencia es que aquí, como emplear a los estudiantes está mal visto, la solución fue contratar a gente con el título por 500€ mensuales, o poner directamente a los delineantes a hacer proyectos.

Y ha pasado lo que ha pasado.

Otra cosa es la duda que me asalta viendo la cantidad de Audis, Porsches, Rolls, Bentleys, BMW y Mercedes que corren por las calles de cualquier ciudad china contemporánea. Porque pienso que si el modelo milagroso de Alemania se está basando en el tirón consumista de un país de 1.500 millones de habitantes, realmente pueden ser todo lo serios y eficientes que quieran, pero no significa que sean mucho más listos que nosotros.

Porque igual que durante 20 años nosotros en España nos creímos que las grúas de las obras eran la versión nacional de las torres petrolíferas, que extraían adosados y campos de golf milagrosamente del subsuelo, no menos ingenua veo la ilusión alemana de basar su producción industrial en la demanda de un gigante poderosísimo como es China, pero apoyado en cifras de crecimiento ilusorias (es muy fácil mentir en una dictadura, más haciendo el método OWA), y a punto de pegarse el ostiazo. A ver cuánto aguanta el fenomenal músculo industrial alemán cuando China se vaya al carajo. Lo mismo que aguantó nuestra maravillosa industria de la construcción cuando la burbuja reventó.

(una reflexión que lanzo al aire, y que me puso mi querido Bisagra ayer por delante: ¿No es demasiado sospechosa la actitud de la banca de Alemania, sacando beneficio de la burbuja de los PIGS, y ahora de la de China?)

Porque volviendo a lo que decía, el problema, querido Miniurgo, no es China, sino lo que nosotros desde Occidente hemos puesto por delante a China como modelo. El modelo de la avaricia que tú en tantas ocasiones ha descrito.

Porque en economía, y desde mi completa ignorancia, recurro a los presupuestos básicos que comparto con nuestro querido Abuelo volviendo a la frase-ostiazo de Hu a Castro: para que haya ricos tiene que haber pobres. Para que haya China y para que haya Europa tiene que haber África.

Y eso no lo han inventado los chinos, eso lo hemos inventado nosotros.

Abrazos

Plax

1 comentario:

  1. Uno de los principios básicos del liderazgo es conseguir que tus colaboradores se olviden de los "es que..." Para que proactivamente busquen soluciones.

    Leyendo esta respuesta, no sé por qué, me he acordado de esto...

    Es que Occidente ha sido así...

    Con independencia de la reflexión de tu post respuesta, China se está convirtiendo en las cloacas de la humanidad, en la Los Ángeles de Blade Runner, y en el motor universal de los antivalores humanos (ni hablo de los derechos humanos), y está metiendo a toda la humanidad en una espiral de destrucción que nuestros hijos por desgracia vivirán.

    Y eso, creo que es más por genética social (igual que los españoles como sociedad somos tan prepotentes y chulos que nunca vamos a reconocer nuestras limitaciones para ponerle solución y eso es lo que nos está hoy destruyendo). No creo que el camino de occidente sea lo que haya provocado esta situación... Sería un "es que...".

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