jueves, 15 de agosto de 2013

El Hámster, el Ratoncito Pérez y la Verdad

Queridos amigos,

Esta noche he tenido un sueño. Ayer fue un día largo, trabajando en el libro, y caí rendido. No podía más.

Llevaba solo dos minutos en fase REM, cuando Soraya Sáenz de Santamaría, vestida de hada madrina, se me apareció. Estaba radiante: un vestido de tul con diamantes que cortaba la respiración, una varita mágica con una estrella que brillaba fulgurante, y sobre todo sus ojos, maquillados de índigo y brillantina, que se hundían en los míos.

Empezaba ya a embrutecerme, cuando con una voz dulce me advirtió: "Contén tus impulsos, Plax, que no he venido a humedecer tus sueños. Te he elegido para que conozcas la Verdad"

"Sí, Soraya, pero de la manera que me has mirado...uno no es de piedra", alcancé a decir, ruborizado y con voz entrecortada.

"Te entiendo Plax, y no es la primera vez que pasa. Parece que los hombres confundís demasiado una expresión sincera con una mirada sensual. No te preocupes, que vengo a hacerte el Bien. He visto que llevas unos días siguiendo los telediarios, los periódicos, y te noto tenso y cansado. Y lo que más me duele, te veo cada vez más cínico y desconfiado. Hemos debatido en el país de las hadas, y tu caso nos ha preocupado"

"Ya, Soraya, pero me tienes que entender: ver a tres secretarios generales de un partido entrando en un juzgado, es algo que altera a cualquiera, aunque esté ocupado en currar", dije intentando trasmitirle el origen de mi preocupación.

"Lo sé, Plax, y por eso las hadas te hemos elegido para que conozcas la Verdad", respondió acercando su varita mágica a mi nariz.

Tras tocarme con la luz fría, me había teletransportado a Madrid, al Pirulí de Televisión Española. Mi cuerpo era ingrávido y estaba cubierto de brillantina. Flotaba en el aire, y Soraya me cogía de la mano. "Confía en mí", dijo guiñando un ojo. "Te he traído a la Fábrica de la Verdad"

Allí, en una sala oscura entre monitores de plasma, asistía a la preparación de un reportaje de Informe Semanal, que se ultimaba para emitirse en el Telediario de mediodía. "¿Ves, Soraya?, esta es otra de las cosas que me han alterado últimamente. Esto de meter cuñas de Informe Semanal en el Telediario me parece mezclar churras con merinas"

"No te inquietes, Plax. La Verdad te reconfortará", me dijo Soraya mirándome con la sonrisa que le sale a los políticos cuando aprietan los labios.

En ese momento, el sonido de la sala de montaje empezó a elevarse, hasta volverse ensordecedor. Soraya y yo nos fundimos con el sonido, y pudimos escuchar la pista de audio, con la voz dulce y firme de una Letizia Ortiz que había vuelto a ser presentadora con el objetivo de contarnos la Verdad. "¿Es ella?", pregunté. Soraya me contestó: "Sí, es ella, la mismísima Princesa". El relato decía:

...

"Parece ser que una vida entera de impune reparto de dinero negro entre toda la población española tendría que ser descubierta en algún momento. Por eso, nada debe alegrarnos más de que finalmente se haya identificado al Ratoncito Pérez como responsable de la trama de los sobres en el PP.

Aprovechando la experiencia de décadas de escurrirse por los huecos más recónditos de nuestras casas, parece ser que el Ratoncito Pérez andaba por Génova como Pedro por su casa. Cuando se iba todo el mundo, y se apagaban las luces, el Ratoncito Pérez se acercaba a los despachos de nuestros dirigentes Álvarez Cascos, Arenas, Cospedal y Rajoy para porfiar: aprovechaba que dormían apoyando la oreja en la mesa de sus despachos, vestidos, cansados tras jornadas de trabajo que empalmaban con otras, para deslizar debajo de sus rendidas cabezas los sobres de la discordia.

Al despertarse con el canto del gallo, nuestros exhaustos dirigentes levantaban la vista y veían siempre allí los sobres. En qué cabeza cabía comentar nada: ¿Cómo llegas tú a una reunión de maitines en Génova y dices que sospechas que el Ratoncito Pérez ha dejado un sobre debajo de tu oreja mientras dormías? ¿Estamos tontos? ¿Para que se pudiera descojonar el personal? ¿Para que Aznar te pudiera cortar la respiración con su mirada paralizante, y morir allí, a la vista de todos?

Lo que hicieron nuestros dirigentes, humanos como son, fue simplemente coger los sobres y guardar el secreto. Al fin y al cabo, todo el mundo sabe que el Ratoncito Pérez, como los Reyes Magos, es sabio, muy sabio, y que cuando deja esos sobres es por algo: porque hicieron feliz a alguna niña, porque arrancaron una sonrisa a una viejecita...así, amparado en la mezcla de buena voluntad y pudor de nuestros dirigentes, el Ratoncito Pérez siguió haciendo de las suyas...

Esto se prolongó, años, años y años, hasta que fue nuestro Presidente el que empezó a luchar por desvelar la verdad. A Rajoy le extrañaba tanta bondad del Ratoncito Pérez para con él, más todavía teniendo en cuenta que las relaciones históricas entre hámsters y ratones nunca fueron buenas. "Verás tú que el Ratoncito va a estar tramando algo", se decía a sí mismo cuando cada mes aparecía el sobre debajo de su cabeza.

Suspicaz y honrado como es, Rajoy vivió en la zozobra hasta que cuando llevaba 90.000 euros en sobres pensó confesárselo a su mejor amigo. Bárcenas era de confianza y entendía de dinero.

Rajoy pudo ver el alivio en los ojos de su amigo Bárcenas cuando le confió sus sospechas sobre el Ratoncito Pérez. "Pues no sabes cómo me alegra que me lo digas, Mariano, porque llevo años con las carnes abiertas por lo mismo. Todos los meses me sorprendo, al ver que en mi cuenta corriente aparecen ingresos a nombre de 'R. Pérez', y no sabía ya qué hacer con tanto dinero"

"No te preocupes, Bárcenas, sé fuerte. Esto es claramente un complot del país de los Ratones, que han mandado a su agente secreto, al 007 de los ratones, para hundir a España. Ya me extrañaba a mi tanta generosidad de un ratón con un hámster. En virtud del mandato absoluto que me han dado los españoles en las urnas, no me queda más remedio que tomar medidas"

Acto seguido, Rajoy convocó a la plana mayor a maitines en Génova. Nuestros dirigentes respiraron con alivio cuando el Presidente, en tono solemne, habló de los sobres que había recibido, y de su sospecha de un complot por parte del Rey Ratón del país de los Ratones, que había encomendado al agente ratón Pérez, el 007 de los espías ratones, la compleja misión. Acto seguido, el resto de compañeros compartieron su secreto con los demás y se destapó la Verdad: el maldito roedor Pérez, llevaba años intentando emponzoñar el Partido Popular.

La reacción de Rajoy fue ágil. Por lealtad institucional, llamó en primer lugar a la Zarzuela, para informar al Rey: "Su Majestad, España está siendo víctima de un complot del Ratoncito Pérez por encargo del Rey Ratón", a lo que siguió el relato minucioso de las fechorías del infame roedor. El Rey respiró con alivio: "Pues menos mal que me lo dices, Mariano, porque mi hija Cristina me había dicho que lo de las fincas había sido culpa del Ratoncito Pérez, y la había dejado sin la Paga Real". Rajoy, lleno de serenidad y sentido institucional, comunicó acto seguido al Rey: "Mi Gobierno ha decidido cortar todo tipo de cooperación económica entre España y el Reino de los Ratones. Desde hoy mismo queda usted libre de la misión que se le había encomendado de hacer lobby para que Ibertren construya el AVE del país de los Ratones. Majestad, puede usted dedicar mejor su tiempo a cazar"

Tras la llamada Real, Rajoy encomendó a su fiel Montoro seguir la pista del escurridizo Ratoncito. Las indagaciones de Montoro, con cebo incluido de amnistía fiscal, llevaron a concluir una Verdad irrefutable: el Ratoncito Pérez operaba desde un conocido paraíso fiscal.

¿Qué paraíso fiscal?

Los ojos de Rajoy no podían creer lo que relataba el sabueso Montoro en su informe sobre el historial del Ratoncito Pérez: el informe de la Verdad. Desde el Tratado de Utrecht, los Ratones encomendaron al más bravo Ratón de su flota el establecimiento de una base de operaciones en el sur de la Península, en un peñón inexpugnable llamado GibralRatar. Desde GibralRatar, el capitán Pérez (ése era su grado en el escalafón de la Inteligencia ratona) llevaba 300 años minando la economía española, dejando sobres a los españoles desde pequeños, sin IVA y sin retención: una bomba de relojería en nuestras finanzas, que explicaba la decadencia incomprensible de nuestra gran nación.

Todo encajaba: la independencia de las colonias americanas, la desamortización de Mendizábal, la pérdida de Cuba, Rumasa, Banesto, el islote Perejil, Bankia, los sobres del PP...era todo un plan maquiavélico pensado desde el país de los Ratones y ejecutado desde GibralRatar, la colonia de malditos roedores, por el diabólico Ratoncito Pérez...

Rajoy quiso ser transparente en la publicación del informe, a sabiendas de que iba a desatar un conflicto internacional de dimensiones bíblicas. "La verdad y solo la verdad. La credibilidad es la base de la confianza", escribió en su Twitter segundos antes de comparecer en la sala de prensa de Moncloa en su monitor de plasma Samsung.

La atmósfera se cortaba en la sala. Jamás un plasma había recibido tanta atención. La voz de Rajoy, al ecualizarse, era clara y rotunda: "Al alba, y con fuerte viento de levante, equipos de submarinistas de la Armada Española han intentado esta noche atrapar al Ratoncito Pérez en su guarida de GibralRatar. Los esfuerzos de nuestros valerosos efectivos han sido en vano, cuando desde la superficie un barco GibralRateño ha procedido a lanzar bloques de hormigón sobre ellos. Consideramos que esto supone un acto de hostilidad intolerable, que será respondido por España con la mayor de las firmezas. No cejaremos en nuestro empeño de limpiar la colonia de GibralRatar, hasta la captura de nuestro maléfico enemigo el Ratoncito Pérez, por lo que hemos declarado la guerr..."

...

En aquel momento, los monitores de la sala de montaje se apagaron y se hizo en silencio en el Pirulí. Incrédulo, miré a Soraya y le pregunté: "¿Pero, por qué cortas?, por lo que más quieras, deja que me entere del final"

"Querido Plax, te dije que te iba a mostrar la Verdad. El Futuro es otra cosa, que no te puedo enseñar. La Verdad está escrita, y el Futuro lo tenemos todavía que acabar", me dijo con voz dulce y cariñosa. "Confía en mí. Mientras nosotros escribamos, seguiréis teniendo la Verdad. Ahora, Plax, descansa. Es tarde, y te tengo que dejar"

"Bueno, Soraya, te agradezco que me hayas dicho la Verdad. Pero con lo del Futuro, me estás haciendo un Lemur mental de dos pares de narices, que lo sepas. A ver si no pasa mucho tiempo hasta que me lo puedas contar"

"Descuida Plax, que cuando estés preparado lo sabrás", me dijo posando un dulce beso de hada en mi frente, y dibujando un círculo de estrellas en el aire con la punta de su varita.

Acto seguido me he despertado, he ido corriendo al espejo, y la marca de brillantina de los labios de Soraya estaba ahí. He cogido desmaquillante y he borrado la señal: a ver cómo cuenta uno que a los 38 años te ha visitado la Vicepresidenta del Gobierno vestida de hada por la noche. Lo raro ha sido al volver a la cama, para la recostada, cuando he encontrado sobre con un billete de 500 euros debajo de la almohada y una nota: "Quillo no digas nada. Atentamente, R. Pérez desde GibralRatar"

He guardado el sobre, he vuelto a levantarme y me he comido un Almax.

5 comentarios:

  1. Brutal, he llorado, de lo mejor que he leído,.. Espectacular y mítico post!!!!

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  2. Ojalá que las hadas nos visiten pronto, y nos sigan contando la Verdad...
    Abrazos

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  3. Illo Plax, que el hada Soraya no miente. ¿No sería la Cospe? O entonces sí que mojas la cama....
    Me he reído con tu relato. Un abrazo.

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