sábado, 24 de agosto de 2013

El intruso

Me gustan los libros. Acercar la cara a ellos antes de leer, sentir el olor dulzón con el que algunos editores marcan su papel, fruncir el gesto otras veces cuando son viejos y el polvo entra en la nariz. Me invade una satisfacción algo inexplicable cuando al pasar de las 100 páginas, doblo el lomo de la encuadernación rústica para producir una arruga. Tal vez sea una manera de tomar posesión, de decir que alguien estuvo allí, que complementa al acto de escribir mi nombre en la portada interior, junto a la fecha, lugar y manera como el libro llega a mis manos. De manera inconsciente, suelo colocar billetes de tren, tickets de compra, etiquetas de ropa y otros objetos a modo de marcapáginas, y me gusta dejarlos dentro cuando el libro termina (pienso que con el tiempo, se vuelven parejas de hecho).


Por eso, cuando finalmente esta mañana he tenido el valor de activar el Kindle que me regalaron por mi cumpleaños (hace tiempo ya), no he podido dejar de mirarlo receloso por un rato, con la impresión de que un intruso se ha colado en mi casa. Ya os contaré cómo va.

Buen fin de semana. Abrazos,

Plax

4 comentarios:

  1. Suelo leer con un lápiz en la mano y subrayo lo que de interés encuentro, algo muy útil para la relectura. Todavía no me he familiarizado con el libro electrónico, pero temo que es mucho lo que se queda en el camino...
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Me da la impresión de que es así. Aunque ya sabemos que las costumbres terminan haciendo que lo extraño se convierta en cotidiano, creo que el libro electrónico es cuestión de otra generación. En mis manos es como una puerta al futuro, en la que prefiero quedarme en el umbral.
      Aunque nunca se sabe...con tiempo veremos si el intruso se integra con sus colegas de las estanterías...
      Un abrazo

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  2. Yo soy muy de papel, porque doblo páginas, me quedo con notas y sobre todo porque suelo ir adelante y atrás en los libros, releo capítulos, vuelvo atrás a captar cosas que no he captado antes, etc.

    Todo eso se vuelve más incómodo aquí. La memoria visual se pierde. Igualmente, qué glamour puede tener leer a Kafka y García Márquez en libro electrónico? (quien lo lea) con unas bonitas páginas amarillas y tipografía del siglo pasado. O un bonito manuscrito de Marx en tus estanterias...;-)

    Sin embargo...el e-book tiene su utilidad. En viajes, estancias largas donde no quieres cargar con muchos libros, lecturas rápidas de entretenimiento poco filosóficas. Para esto es ideal.

    El problema viene para personas como yo, con síndrome de almacenamiento agudo. Igual que acumulo gigas y gigas de música que luego no escucho, en un afán por poseerlo todo...el libro electrónico lleva a lo mismo.

    Ahora mismo tengo 100.000 títulos en español y otros tantos en inglés. Modernos, antiguos, clásicos, de Socrates a Crichton, de Kafka a Juego de Tronos, de negocios a thrillers, de autoayuda a tragedias.

    Al final recorro el índice de libros salivando con tanta novela buena y acabo por no saber qué leer...tanta elección es mala.

    Ahora bien, si te vas a pasar entre aviones, tanto 6 meses digamos en Argelia, como años fuera...te aseguro que este cacharro lo usarás. Puede perfectamente complementar el otro formato. No tiene por qué sustituirlo.

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  3. Hay un problema, cuando en el mundo electrónico en el que nos encontramos inmersos, has ido comprando o te han ido regalando un iPod, Kindle, iPhone, iPad (normal y mini), ultrabook... y has ido almacenando información en cada uno de ellos y cuando vas a viajar necesitas una maleta sólo para los cacharros...

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