Me llevé este libro de vacaciones, sin ser consciente de los cambios que estarían por venir. Antes de que ocurrieran, pensaba comentar en un post la sensación de encontrarme, sin duda, ante la obra más surrealista que haya podido leer de nuestro admirado genio. Ejemplo insuperable, es la irrupción de una discusión filosófica sobre Henri Bergson a mitad del encuentro sexual entre uno de los personajes, el camionero Hoshino, y una call girl suministrada por el mismísimo Coronel Sanders del Kentucky Fried Chicken.
Pero prefiero quedarme con el reverso de sabiduría que destila tras la aparente locura de un argumento edípico, para que me acompañe en los cambios. Esta mañana, terminando el libro, y como si fuera un regalo hecho a propósito, Murakami me deja un consejo para el futuro de la boca de Oshino, el bibliotecario de la historia, que os comparto:
"Sin cesar, todos perdemos cosas que nos son preciosas. Ocasiones preciosas, posibilidades, sentimientos que nunca se podrán encontrar de nuevo. Así también es vivir. Pero en el interior de nuestro espíritu -creo que es al interior de nuestro espíritu-, existe una pequeña habitación donde almacenamos el recuerdo de todas las ocasiones perdidas. Una habitación con estanterías, como en esta biblioteca, según me la imagino. Y hace falta que fabriquemos un índice, con tarjetas de referencia, para conocer precisamente aquello que existe ahí dentro de nuestros corazones. También hace falta barrer esta habitación, airearla, cambiar el agua de las flores de vez en cuando. En otras palabras, deberás vivir dentro de tu propia biblioteca".
Así es.
Abrazos
Plax