En esta Sevilla que exhibe sus vírgenes los doce meses del año, que sale al Rocío y se viste de enterista para ir a la Feria, hay un reverso que normalmente no se tiene en cuenta, que vive en barriadas, y en el que residen las pocas esperanzas de creatividad que quedan en su cuerpo amojamado y complaciente, que duerme la siesta de los siglos al borde de su río.
En este universo que generalmente no vemos, pero que está ahí, hemos de tener en cuenta que más allá de las marchas de Semana Santa, Sevilla es uno de los epicentros internacionales del hip hop, reino en el que el cetro lo detenta, desde hace mucho tiempo, ese fenómeno universal de la naturaleza que es la Mala Rodríguez...
Entre las memorias musicales PoNi que guardo con más cariño está el descubrimiento de La Mala allá por 2003 en un concierto al que asistimos unas cien personas, en la discoteca Soho, que estaba en el antiguo pabellón de los Descubrimientos de la Expo. En ella, La Mala estaba presentando esa joya que poco a poco empezaba a oírse, de nombre Alevosía. Ya dos años antes había sacado esa obra de arte musical universal que es Lujo Ibérico, cuyas letras me sigo sabiendo de memoria, con ese puñetazo musical que era Tengo un trato, que servía de arranque y aún me sigue provocando escalofríos...
Ya entonces, La Mala pudo demostrar una musicalidad más allá de la estratosfera, descarada, redonda, rápida...si había alguien con flow, era ella..y si había alguien capaz de enseñarnos un escote hasta el ombligo y ponernos malos malotes, era ella en Alevosía...y para alevosía, la de La Niña...vibré con esta canción entonces en el Soho y lo sigo haciendo ahora:
Con La Mala he de reconoceros que viví un enamoramiento progresivo, que desde aquí reitero poniéndome a sus pies para llevarle los micros o las mesas de mezclas si hace falta, en caso de que se encontrara algún día con este mensaje en la botella del mar de Internet que es nuestro blog. Incluso cuando se ponía más seria para regalarnos un temazo como Por la Noche, y de nuevo mostrarnos en carne y hueso que seguía siendo un auténtico monumento...
Luego, La Mala se internacionalizó, creció y siguió asombrando. Se alejó del sonido de Pino Montano, para acercarse a otras fórmulas, pero siguió siendo quien era: una Genia sin paliativos. Para Tirano, dedico expresamente el vídeo de No pidas perdón...(cuidado dónde lo ves, que te caen 50 latigazos)...con ese vestido a lo Kika de Almodóvar incluso le perdono lo del Alien, que la verdad no sé por dónde cogerlo...
Tras esa aventura, Mala Rodríguez descansó para volver el año pasado con esta joya...33...la obra de arte que corona su Bruja...y que os dejo para que subáis el volumen y acabéis el día con los pelos de punta como estoy haciendo yo...
Con todos mis respetos, declarándome abiertamente a La Mala en esta plataforma, para que yo le cante a ella lo que quiera y ella me cante a mi cuando ella quiera, queda ahí mi homenaje a quien demuestra que más allá del ombligo que es la Complaciente, sigue habiendo vida musical inteligente y monumental en este planeta...
Plax
En este universo que generalmente no vemos, pero que está ahí, hemos de tener en cuenta que más allá de las marchas de Semana Santa, Sevilla es uno de los epicentros internacionales del hip hop, reino en el que el cetro lo detenta, desde hace mucho tiempo, ese fenómeno universal de la naturaleza que es la Mala Rodríguez...
Entre las memorias musicales PoNi que guardo con más cariño está el descubrimiento de La Mala allá por 2003 en un concierto al que asistimos unas cien personas, en la discoteca Soho, que estaba en el antiguo pabellón de los Descubrimientos de la Expo. En ella, La Mala estaba presentando esa joya que poco a poco empezaba a oírse, de nombre Alevosía. Ya dos años antes había sacado esa obra de arte musical universal que es Lujo Ibérico, cuyas letras me sigo sabiendo de memoria, con ese puñetazo musical que era Tengo un trato, que servía de arranque y aún me sigue provocando escalofríos...
Ya entonces, La Mala pudo demostrar una musicalidad más allá de la estratosfera, descarada, redonda, rápida...si había alguien con flow, era ella..y si había alguien capaz de enseñarnos un escote hasta el ombligo y ponernos malos malotes, era ella en Alevosía...y para alevosía, la de La Niña...vibré con esta canción entonces en el Soho y lo sigo haciendo ahora:
Con La Mala he de reconoceros que viví un enamoramiento progresivo, que desde aquí reitero poniéndome a sus pies para llevarle los micros o las mesas de mezclas si hace falta, en caso de que se encontrara algún día con este mensaje en la botella del mar de Internet que es nuestro blog. Incluso cuando se ponía más seria para regalarnos un temazo como Por la Noche, y de nuevo mostrarnos en carne y hueso que seguía siendo un auténtico monumento...
Luego, La Mala se internacionalizó, creció y siguió asombrando. Se alejó del sonido de Pino Montano, para acercarse a otras fórmulas, pero siguió siendo quien era: una Genia sin paliativos. Para Tirano, dedico expresamente el vídeo de No pidas perdón...(cuidado dónde lo ves, que te caen 50 latigazos)...con ese vestido a lo Kika de Almodóvar incluso le perdono lo del Alien, que la verdad no sé por dónde cogerlo...
Tras esa aventura, Mala Rodríguez descansó para volver el año pasado con esta joya...33...la obra de arte que corona su Bruja...y que os dejo para que subáis el volumen y acabéis el día con los pelos de punta como estoy haciendo yo...
Con todos mis respetos, declarándome abiertamente a La Mala en esta plataforma, para que yo le cante a ella lo que quiera y ella me cante a mi cuando ella quiera, queda ahí mi homenaje a quien demuestra que más allá del ombligo que es la Complaciente, sigue habiendo vida musical inteligente y monumental en este planeta...
Plax