viernes, 9 de noviembre de 2012

53

53 años tenía Amaya Egaña cuando hoy decidió tirarse por la ventana. Los mismos que tenía José Miguel Domingo al colgarse hace un par de semanas. La misma edad del anónimo desahuciado de Burjassot, que se lanzó al vacío sin conseguir quitarse la vida.

Oí a Fernando Onega el otro día, diciendo que si bien el 15M no había conseguido el gran objetivo inicial que se planteó, si había uno, y no menor, en el que había tenido éxito, que era concienciar sobre los desahucios.

Y una mierda. Para Fernando Onega, para el 15M, para el Gobierno, la oposición y los bancos.

Han tenido que matarse dos personas, después de más de 350.000 desahucios en cuatro años, para que al fin se hayan dado cuenta de que había que parar.


4 comentarios:

  1. Finalmente es siempre la sangre la redentora. Parece que estamos condenados a tener que pagar con la vida. ¡Hasta cuándo!

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  2. Estoy de acuerdo plax, han tenido que morir dos personas para que empiecen a pensar, sólo a pensar...y me temo, que a pesar de todo, no lo van a solucionar...ojalá me equivoqué y sobretodo, que sea pronto.

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  3. Pues hay otra cosa; si ahora ven que la ley realmente va contra las regulaciones de Europa, se interrumpirán los desahucios, pero ¿Qué pasa con los 350.000 desahucios anteriores? ¿Quedan sin efecto? ¿Se revierten? ¿Cómo se indemniza ecómicamente a las familias? ¿Y la compensación moral que merecen?

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    1. Demasiadas preguntas querido Plax, y poco interés en responderlas por parte de nuestros representantes elegidos democráticamente por este nuestro querido sistema tan legal, serio e intocable; yo empezaría preguntando, ¿de verdad le importa a la clase dominante lo que sufra o deje de sufrir el pueblo?.
      (Clase dominante: Véase registrador de la propiedad gallego o Rubalcaba el inmoral).

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