sábado, 1 de septiembre de 2012

Irse al carajo

A riesgo de empezar por un lugar común, he de confesaros que desde siempre he tenido una curiosidad especial por todo lo que rodea a Roma. No sé si podría decir que es el tema favorito de los que he impartido como profesor, porque flipo con todos. Pero seguro que es el que siempre he preparado con mayor interés, especialmente en lo relativo al marujeo histórico, y os aseguro que voy a echar de menos darlo este año.

Preparé también con ansia la primera visita a Roma, hace ya tres años, y con igual intensidad las tres siguientes. Me quedé impresionado con la visita al Foro, tanto como con la delicadeza de la pequeña iglesia de Santa Sabina. Entre tanto, procuro visitar cualquier exposición que tenga a mano, o leer cualquier libro que se me ponga a tiro. Revisar en internet los índices de publicaciones especializadas en el estudio de Roma puede ser uno de los mejores pasatiempos de los que pueda disfrutar. Puedo echar horas y horas.

Mueve este interés, por supuesto, la deformación profesional que conocéis, mezclada con esa curiosidad, algo aterradora, que han compartido aquellos que han visto sus ruinas a lo largo de los siglos, duda entrópica formulada en diferentes tiempos, idiomas y de la misma manera: ¿Cómo pudo todo esto irse al carajo?, que tan a propósito viene en la situación actual de crisis.

De ahí que el martes disfrutara como un enano visitando Mérida. No sólo por ver los restos arqueológicos, que son los que más inspiran esa sensación de congoja. Especialmente fue por entrar de nuevo en el Museo de Arte Romano. Una maravilla arquitectónica contemporánea que replica la materia y la espacialidad de la arquitectura antigua, con el orden y el rigor de un tipo de edificio tan profundamente de nuestro tiempo como es el museo.

Pero lo que me dejó absorto no fue solo la obra genial de Moneo, que os recomiendo encarecidamente visitar. Lo que me dejó pensando, frente al fondo de esculturas de la nave del museo, fue la misma pregunta que me provocan las ruinas de Roma, sólo que aplicada a la contemporaneidad. Ante el desmontaje feroz del mundo que nos rodea, y la aparición súbita de las ruinas de lo que fue el siglo XX en Europa, ¿no se preguntarán los marcianos o las cucarachas que habiten la Tierra dentro de 20 siglos lo mismo que yo ahora me pregunto?: ¿Cómo se les pudo ir todo esto al carajo? ¿Cómo se les pudo echar a perder?

6 comentarios:

  1. Tengo una duda:
    Es metafísicamente posible que la misma persona haya concebido arquitectónicamente la terminal del Aeropuerto de San Pablo en Sevilla, el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida y el Palacio Kursaal de San Sebastián?
    Eso es de verdad metafísicamente posible?
    Porque yo creo que no...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que una posible explicación es que Moneo encargase el proyecto del aeropuerto de Sevilla a un estudio de Bombay, o al mismísimo profesor Li de Mianyang...

      Eliminar
  2. El Museo de arte romano de Mérida me trae el recuerdo de aquel encuentro de Aventura'92 de Cáceres de Septiembre del 92, al que asistí junto con El Farruco.
    Recuerdo que de repente se escuchó un estruendo. Para seguidamente ver un busto romano rodar por el suelo...
    Dramático a la vez que cómico...
    El resto de recuerdos siguen intactos en mi memoria. Qué tiempos aquellos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jeje...desde luego, debe ser todo un flash ver un busto romano pegándose una ostia...la auténtica caída del imperio...me parto...

      Eliminar
  3. Plax, a veces para crear, hay que destruir.

    La destrucción es parte de la creación y más si la provocamos nosotros mismos, es merecida y purificadora.

    Y al final de la destrucción...lo que sobrevive lo hace más fuerte, hasta que se corrompe, se pudre y se vuelve a ir al carajo.

    Obvio que te diga esto que eres Doctor en temas históricos...pero bueno, permíteme que piense en voz alta contigo.

    ResponderEliminar
  4. Por cierto, del blog y ante mi total incultura arquitectónica, puedo deducir que Moneo es Dios y Calatrava el Anticristo que viene a devorar el Mundo, no? ;-)

    ResponderEliminar