jueves, 23 de octubre de 2014

La vieja escuela

Filipinas es el mayor país católico de Asia: las imágenes de la Virgen del Pilar, la del Rosario, la de Fátima, Guadalupe...pueblan las calles, los edificios y los jeepneys, y no puedes evitar su presencia. En el comedor del hotel, el lugar de la televisión lo ocupa una Sagrada Familia. En la habitación, todas las noches me reciben los sagrados corazones de Jesús y María.


Pero aún así, viendo vírgenes, cristos y santos por todos lados, hoy no he dejado de quedarme fuera de juego cuando antes de almorzar con mis anfitriones en la Universidad Santo Tomás, han bendecido la mesa. Y más todavía cuando antes de empezar mi conferencia, todos los asistentes se han puesto de pie bajando la vista para rezar, y al acabar también...


Me ha parecido un viaje en el tiempo, como también me lo parece el que todos los estudiantes acudan a clase en uniforme...no soy partidario de esa vieja escuela, pero conocerla hoy por primera vez de manera directa me ha hecho pensar en el valor del respeto, y especialmente de lo que hoy he recibido, que es pura y sencilla hospitalidad.

Con cariño filipino,

Plax

4 comentarios:

  1. Cuando llegué a Sevilla, me llamó mucho la atención la proliferación de imágenes religiosas y fotografías cofrades en lugares públicos, a pesar de mi origen andaluz. Todo ello debido a una religiosidad popular que por otra parte se ha distanciado mucho de sus orígenes quedándose en exclusiva con lo folclórico y festivo.
    En cuanto al uniforme, con los años he cambiado un tanto de opinión: lo que antes era para mí un símbolo clasista, ahora lo veo como uniformidad que no distingue a quien visten de marca o de mercadillo.
    Un abrazo.

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    1. Querido Francisco,
      También tengo yo mis más y mis menos…siendo creyente, no me gusta que proliferen las imágenes…yo, particularmente, no las necesito…y en lo del uniforme, tienes razón en que esa igualación de marcas y mercadillos no deja de tener sus ventajas, aunque por concepto no compensan mis reticencias. Supongo que los que sois padres habréis podido sumar argumentos prácticos a la uniformidad, en cuanto a gasto y comodidad…imagino que ya me llegarán. :)
      Abrazos

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  2. Me caen bien los filipinos por lo que cuentas. No porque sean católicos, budistas, musulmanes o lo que les dé la gana ser. Sino porque al menos saben que lo que tienen y lo que comen son un regalo. Y me encanta la gente agradecida.
    Un abrazo Plax.

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