lunes, 7 de enero de 2013

Hambre canina


...al parecer, científicos japoneses han conseguido grabar en su hábitat natural al calamar gigante...una suerte para el tremendo bicho, porque si llego a ser yo el que me lo encuentro, al ritmo de ingestión que he alcanzado estas Navidades, me lo hago vuelta y vuelta a la plancha y me lo plimplo en un plis plas...

Queridos amigos, hoy ha sido el día 1 de la cura dietética post vacacional. Anoche di cuenta de las potenciales tentaciones que había en mi despensa, los enemigos número uno: las tres latas de cerveza, el resto de morcilla patatera y las 12 galletas de chocolate del IKEA que quedaban fueron la cena.

El empacho expiatorio era un requisito indispensable. Pasadas 24 horas, y con una sola ingestión de pasta a mediodía, mis mandíbulas se aprietan ahora, en el gesto inconsciente característico del hambre. Como Ulises en su mástil, he resistido bajar a reponer al supermercado. He cortado las rodajas de medio tomate y las he aliñado con poco aceite. Al triste plato lo acompaña en la mesa un vaso de agua. Me dispongo a cenar.

Comienza el hambre canina. Pero 82 kilos son para mí demasiado.

Resistiré.

1 comentario:

  1. Por mi larga experiencia, puedo asegurar que el único régimen de adelgazamiento eficaz es el de pasar hambre. El Dr. Grande Covián, reputado bromatólogo, decía que la mejor dieta era comer de todo en plato de postre. No impongo, sugiero y te animo a perseverar: el sobrepeso es un lastre.
    ¡Ánimo!

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