viernes, 6 de marzo de 2015

Crónicas ecuatorianas, vol.2: mal de altura

Queridos amigos,

El ritmo de clases que nos han impuesto en Cuenca me ha impedido mantener el contacto que hubiese querido a través del blog. Empezando las clases a las 8 a.m. y acabando a las 6 p.m. solo con la pausa de comer, anticipé además el horario a las 4:30 a.m. por la mañana, y lo he prolongado hasta las 11 p.m. en el hotel, para preparar las clases. Como se dice ahora, intenso no; lo siguiente...



Sin embargo, lo poco que he visto me ha dejado con la impresión de estar en un sitio especial de Latinoamérica. Una ciudad limpia, cuidada, sin eso que nosotros, europeos acostumbrados a vivir entre algodones, interpretamos como la agresividad de los países en vía de desarrollo. Pero a falta de hacer hoy por la tarde un recorrido más extenso por la ciudad, puedo hablar de lo que me he encontrado dentro de la burbuja académica en la que vivo:

Me he encontrado con personas generosas y atentas, con deseo de compartir ideas, con una hospitalidad y respeto que hacía tiempo que no sentía: desde que fui a Japón y Filipinas, no veía nada igual. Cierto es que en Sevilla siento el aprecio de mucha gente también, pero la sensación del "amable extranjero" que tiene uno cuando está de visita es especial, y de manera especial se saborea.

La diferencia fundamental que percibo es la de una Universidad en proceso de cambio. Pero no como la Universidad española, de cambio hacia la nada, rodando hacia el grado cero de la entropía. Una Universidad que da becas a sus profesores para que hagan el doctorado en Europa y los Estados Unidos, procurando que a su vuelta, su formación revierta en sus estudiantes. Un gobierno que también envía a sus estudiantes a completar sus masters a otros países, que garantiza la gratuidad de la enseñanza pública y que procura para ella la mejora progresiva de sus estándares.

Por supuesto, se trata de un proceso lento, en el que superar muchas disfunciones y armar un sistema durable de desarrollo. Pero la impresión de estar en este país como un lugar que se mueve hacia delante, por contraste frente a un país que involuciona como el nuestro, es patente. Hay cosas que hacer, y en otros sitios, sencillamente no. Porque los gobernantes de uno y otro sitio así lo han querido. Cuestión de actitud.

Y por favor, que no me digan que la diferencia es porque Ecuador cuenta con el dinero del petróleo. Por favor que no me lo digan, que me entra mal de altura...

Salgo a correr por esta ciudad rara y bella que es Cuenca. Que tengan buena tarde, amigos.

Con todos mis respetos,

Plax

1 comentario:

  1. Qué bien pinta ese lugar... Habrá que ver si es un espejismo, la obra de su peculiar presidente, o una realidad oculta entre tanto follón latinoamericano...

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