Fue un libro que escribió Sartre, y que nunca he leído. Hasta ahora no he necesitado teorizar esta sensación, que fue la que me invadió el pasado domingo, y me ha vuelto a asaltar hoy...
En su último programa, el genio entre los genios que es El Follonero entró a saco en la cuestión de la igualdad de género, tratando el caso del acoso sexual a la comandante del Ejército de Tierra, Zaida Cantera. Una temática que directamente me dio asco, vértigo, náusea, por la capacidad de tergiversar y torcer la realidad que pueden tener las personas y las propias instituciones. Para vomitar.
Pensando en mi hermana, en mi madre, en mi sobrina, en mis abuelas, vi con náusea el programa del domingo. Y pensando en ellas de nuevo, he visto hoy la respuesta del Ministro Morenés a la pregunta parlamentaria sobre el asunto, escurriendo el bulto, con paños calientes que solo alivian al condenado por acoso sexual, y a quienes intentaron diluirlo todo en imbéciles obediencias debidas y lealtades institucionales. Y me ha vuelto a producir asco. Ronchas. Náuseas. Ganas de potar.
Intuyo que más allá de sus apellidos y su rancio abolengo familiar, los méritos del Sr. Morenés para ser Ministro de Defensa pasan por haber sido consejero y representante de la mayor empresa fabricante de bombas de racimo de España. Y otros factores que seguro se me pueden escapar. Lo que a lo mejor habría que pedirle a quienes ejercen una responsabilidad pública es un poquito de humanidad. Un poquito nada más.
Con náusea por el Ministro, y con todos mis respetos por la comandante Cantera,
Plax
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