sábado, 15 de enero de 2011

Reflexión PoNi en dos actos. Segundo movimiento: longevidad y nihilismo

Queridos amigos,

Encadenada al post anterior, quería compartir con vosotros una reflexión, que desde hace tiempo tengo puesta en común con mi buen amigo Jose: cómo hemos de rendirnos a la evidencia de todos los indicadores, que señalan que esta generación de PoNis de la que formamos parte será, a buen seguro, una que vivirá peor que la generación anterior. Queramos o no, como generación no igualaremos las perspectivas de progreso que vivieron nuestros padres.

No sé qué pensaréis, pero es una cuestión a la que llevo años dándole vueltas, y que periódicamente me veo en la situación de corroborar. A lo cual se añade la publicación esta semana de un estudio que dice que, por vez primera desde que se calcula, la esperanza de vida en los Estados Unidos comienza a bajar, y que los factores que han conducido a esa dinámica se pueden hacer extensivos a todo Occidente.

De ahí parte mi reflexión autocrítica. Nunca creí que el valor de los pisos fuese a crecer indefinidamente, y guardaba una secreta y tal vez absurda satisfacción por ver cómo, a pesar de ser visto como un agorero, los hechos confirmaban esa tendencia. Así ha ocurrido. Sin embargo, veo ahora cómo fui siempre un pomelo al pensar que cada vez viviríamos más, que llegaríamos a los 100 años, y nuestros hijos a 110, y así indefinidamente. En ese sentido, me dejé llevar por el positivismo y la especulación.

Pero ese positivismo que me hacía pensar en el espejismo de la longevidad es el mismo que, como se ve en el reportaje “Comprar, tirar, comprar” que os recomendaba en el anterior post, ha surgido, igual que otros muchos espejismos de nuestras sociedades, de forma incuestionable como resultado de una singular e irreflexiva manera de entender y explotar el mundo…

Pienso entonces que me quedan tres años para cumplir la esperanza de vida de Angola. Seis para llegar a la de Mozambique. Y que las razones del desfase respecto a los cuarenta y cinco que me quedan para llegar a la esperanza de vida de mi país no son muy diferentes a las del resto del salto que nos separa de África. De nuevo vuelven a cerrarse las nubes y aparece la lluvia de avaricia. Cómo la clavaste, Miniyo, con ese post. Ahora me asalta el nihilismo. Y con ello, me siento aún más pomelo…

Empezamos de manera PoNi el sábado.

Buen día

Plax

4 comentarios:

  1. Querido Plax, yo tengo una duda razonable respecto a si de verdad nuestra generación vive peor que la de nuestros padres.
    Y es que creo que hay razones para pensar que vive mejor.
    El mundo está mucho más avanzado hoy, y ello nos permite vivir mejor... aunque bajo las reglas de la avaricia y vaciando el haber del tercer y cuarto mundo, porque lo que no ha cambiado es que la contabilidad siempre tiene doble apunte.

    Respecto a la muerte, hace tiempo que me convencí que llegará cuando tenga que llegar...

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  2. Querido Miniyo, es cierto lo que dices: es evidente que las comodidades de las que disfrutamos actualmente superan, en lo general, las que tenía la generación anterior. Especialmente, y sin conocer mucho aún, imagino que para los que tenéis niños ese progreso se hace aún más evidente.

    Pero a lo que me refiero en concreto es a las perspectivas de progreso; que todo ese salto cósmico que se dio en los últimos 50 años no volverá a repetirse, que posiblemente hayamos subido a lo alto de la montaña rusa y ahora empecemos a bajar...

    Aunque también inmediatamente pienso que es el mismo concepto de "progreso" el que debemos matizar. Se tratará de otros paradigmas, de otras ideas que nos conduzcan, que vayan más a fomentar lo que entendemos cualitativamente como "desarrollo", y no sólo cuantitativamente como asociamos al "crecimiento"...sigo reflexionando...

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  3. ...y sobre la muerte, es cierto. Llegará cuando tenga que llegar...y para hacer un resumen general, con lo que llevo vivido hasta ahora no ha estado mal...:)
    Un abrazo

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  4. Querido Plax, ahondando más en el concepto "progreso" precisamente desde una visión cualitativa vs cuantitativa, es cuando llego al convenciomiento que en la última década hemos dado pasos importantes que nos facilitan la vida y que nos hacen vivir mejor.

    Pienso por ejemplo en lo que ha aportado las Telecomunicaciones al progreso en la última década y me quedo acongojado... En el año 98 el móvil era algo casi exclusivo y ofrecía poca cobertura y posibilidades de conectividad, los ordenadores seguían siendo un bien de casi lujo y de uso estático, e internet era un cigoto... en el año 2011, miras donde estamos y te quedas acongojado:

    - Hoy puedes, mientras das un pase por la calle, desde tu propio smartphone, comprar entradas para un concierto en Nueva York, para acto seguido, reservar un vuelo y hotel, y hasta restaurantes para ese viaje traslantático al concierto, para acto seguido twitearlo y colgar la noticia en Facebook, recibiendo segundos después la felicitación de envidia sana de tu amigo Jacob de Australia al que no ves desde hace cinco años, pero con el que tienes contacto permanente... Y todo ello a un coste no barato, pero más accesible que lo que hubiera costado a mi padre hacer lo mimso en su época... lo cual era imposible... A mi padre todo esto no le entra en la cabeza...

    Y esto es sólo el principio...

    También se puede aplicar a otros campos: criogenización de cordones umbilicales, operaciones de tetas a precios sociales... no sé infinidad de prubeas del desarrollo actual que mejora con creces la vida vs a la de nuestros padres...

    Creo que es un fenómeno natural que el ser humano piense permanentemente que con él se ha tocado techo en el progreso... cierta egolatría...

    Y he dejado en todo momento al margen la visión cuantitativa del crecimiento que es objeto de una reflexión diferente y en la que seguro que coincidíremos.

    Un abrazo.

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