lunes, 15 de julio de 2013

Jesus Christ with Two Guns, o la raya horizontal

Es por cosas como esta por las que me esfuerzo en transmitir en clase que podemos aprender de todo, absolutamente de todo. El origen de esta preocupación mía está en lo que me enseñaron algunos profesores vagos que tuve, que resolvían su falta de interés, tiempo y compromiso para con la arquitectura diciendo que el regionalismo era malo por naturaleza. Que solo lo moderno era bueno, como si lo que habían construido Aníbal González, Talavera, Arévalo, Vicente Traver, Gómez Millán...no fuera siquiera digno de atención.

Claro está, esos profesores malos reducían luego su trabajo profesional a deslizar el paralé trazando líneas paralelas para alzados de proyectos resueltos por la vía fácil, que servían de pantalla de contenidos completamente inmediatos y banales. Pensaban con eso que eran modernos. El arco les repugnaba, la voluta les producía náuseas, como si eso les hiciera ser mejores, castos y puros defensores de algo, la arquitectura, que reducían en su entendimiento a lo que aparentemente les costaba menos trabajo practicar: la raya horizontal.

Con esto, no quiero hacer apología de nada. Dentro de la arquitectura, a lo que me dedico, he aprendido a disfrutar de todo aquello que se hace con atención y honestidad, sea de la forma que sea, en el estilo que sea, de la época que sea. Gracias a otros maestros buenos que tuve me interesé en apreciar también todo aquello de lo que renegaban los malos. Lo que pasa es que aunque algunos pudimos encontrar nuestro impermeable, el dogma caló fuerte: fuimos muchos los que oímos en alguna ocasión que "la plaza de España, habría que demolerla"...y de tales polvos, hoy nos quedan tales lodos...



Porque lo que se ha hecho "rehabilitando" el edificio de los Bomberos de San Bernardo no tiene nombre. Mucha Sevilla eterna, mucha nostalgia, pero cuando se trata de dejar la firma personal en lo que más habría que cuidar, no hay nada mejor que salga cualquier pamplina a trazar sus rayas horizontales...ya sólo nos queda esperar a ver al Cristo de San Bernardo bajando su puente el miércoles santo que viene, con dos pistolas al cinto, por eso de empatizar...

4 comentarios:

  1. Total, completa y absolutamente de acuerdo: no tiene nombre. Vivo casi al lado y llevo viendo a diario pintadas de los bomberos reclamando una reforma que parecía que nunca iba a llegar. Cuando le daban una manita de pintura para lavarle la cara, le duraba limpia dos días antes de que aparecieran desconchones y nuevas pintadas.
    Pero esta sucesión de placas prefabricadas de color plateado en un edificio de ese porte, no tiene nombre.
    Como tampoco lo tiene el esperpento de placas de plástico que han puesto a unos 300 metros de éste, haciendo esquina con Carlos V antes de entrar en la Borbolla. Pido un comentario al respecto. Parece una caja de zapatos con marcos de color naranja butano, placas de madera por doquier con unas ventanas que asemejan enladarillados y medio edificio está hecho de mampara de ducha, de color mampara de ducha, claro. No sé en qué van a convertir la zona. Quizás en parque temático de la arquitectura barata.

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    1. Gracias, querida Maya. A ver si me entero de quién ha sido el responsable de lo de los Bomberos...
      Por otra parte, el edificio al que te refieres un poco más adelante no lo encuentro tan catastrófico, la verdad, aun admitiendo la deformación profesional que pueda tener. Creo que tiene otras cualidades más allá de lo que se ve hacia la calle.
      Sí que me parece un infierno la mezcla de materiales, que creo que se han dejado llevar los arquitectos por lo mismo que el que hizo el edificio del Sato Sport, en la dirección contraria, al lado de Santa Justa: que tenía que meter todos los materiales del universo de la construcción, porque si no, no se quedaba tranquilo..."picha, tate quieto con el catálogo"; le tendría que haber dicho alguien el día de hacer el plano de revestimientos...
      Y especialmente, no estoy de acuerdo con un detalle: a mí me gusta que en los alféizares de las ventanas se puedan poner macetas; y en ese edificio caen como un tobogán hacia abajo...pero eso son cosas que se van aprendiendo a lo mejor con la edad. En cualquier caso, soy mucho más comprensivo con Ronald Mac Donald de una punta de esta calle que con el Cristo de las Dos Pistolas de la otra...
      Un abrazo

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  2. En resumen, que el nota tardó un minuto en pensar el alzado. Pero vamos, que, a mí, por feo u hortera tampoco me llama la atención. Quizás eso es lo que yo nunca llegué a pillar en la escuela (ni ahora): ver lo que está mal hecho. Lo que está bien hecho se suele mostrar claramente. Pero muchas cosas quedan en el limbo...

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  3. Quien tiene la razón a la hora de juzgar la arquitectura? es como el arte...hay quien odia y ama a autores por igual.

    Dónde está la belleza universal por encima de juicio?

    Yo creo que al final debe ser la función, la que debe quedar cubierta y la estética? siempre habrá críticas...este es un debate complicado.

    Tan complicado como persianas si/no

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