viernes, 4 de noviembre de 2011

Dudas inconfesables de un PoNi, vol.1: ¿por qué en Portugal nada más que hay cochazos?

Queridos amigos,

Desde hace ya casi dos años que arrancamos esta plataforma, suelo usarla para poner en común mis inquietudes con vosotros, volcar mis paridas y sobre todo, intentar sentirme conectado...

Y entre los usos más fructíferos está el de resolver ciertas dudas trascendentales, que por mis lagunas en el conocimiento de la sabiduría popular, persisten desde que tengo uso de razón; aspecto que dependiendo de qué faceta de mi personalidad hablemos, podemos situar entre los 5 y los 36 años...

El caso es que a un PoNi como a mí me asaltan este tipo de cuestiones míticas, que quiero ir compartiendo conforme las vaya recordando, del tipo la que formulo en el título del post:

¿Por qué los portugueses no tienen más que cochazos?

Y es que acabo de llegar a Lisboa y mirando alrededor en la calle, he vuelto a percibir esa anomalía histórica: calles atestadas de Mercedes, Volvos, Audis...en un país que, con todos mis respetos y cariño, siempre fue considerado como nuestro hermano humilde, callado, modesto, tímido, melancólico...pero cuyos habitantes, a diferencia de nosotros, españolitos de pie, se calzan diariamente tamaños cochacos, con los que un español medio debe conformarse con soñar toda su puta vida...

Y para más inri, es entonces, cuando está calzado, cuando el portugués pierde su legendaria melancolía, modestia y timidez, y se convierte en un auténtico psicópata al volante, especialmente si se trata del género taxista...¿qué es lo que ocurre, qué es lo que lo motiva, qué conexión profunda y poderosa existe entre el ser portugués y el automovilismo para que esto sea, desde siempre, así? Porque recuerdo desde pequeño, cuando mis padres nos llevaban a mí y a mis hermanos a Portugal, cómo las frases que se repetían con más frecuencia dentro del coche eran del tipo: "¡¡Dios mío!!", "¡¡Pero míralo, míralo!!", "¡¡Están locos!!", señales inequívocas del retroceso a la época Neanderthal que se experimentaba al conducir por sus carreteras, además de tener que estar siempre al loro, no fueses a caer víctima del mítico-típico Guardinha que te paraba para que le untases con 5.000 escudos por no llevar cogido con velcro en el maletero el recambio homologado de la válvula derecha del cigëñal de la trócola...

La pequeña disgresión acerca de cómo viajar a Portugal era viajar a la prehistoria de la educación vial viene a cuento, porque insisto, todo eso ocurría siempre en un paisaje de plagado de pepinos sobre ruedas. El portugués que te adelantaba por la derecha tenía un Saab, el que se saltaba el stop pisaba a fondo con un Jaguar, el Guardinha te paraba derrapando delante tuya con un BMW...y esa duda me persigue desde entonces...¿por qué?...¿por qué?...¿por qué?...¿por qué tienen estos cochazos?

Ayudadme amigos, por favor. Nunca serán más bienvenidos vuestros comentarios...

Abrazos, boa noite,

Plax

3 comentarios:

  1. Yo creo que son coches puestos por el gobierno portugués, conducidos por un funcionario loco puesto por el Aníbal cavaco de turno, que lleva toda la vida atemorizandonos por la carretera de Huelva...

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  2. Querido D'logsli, eso es posible...pero puede haber tantos funcionarios por ahí en Mercedes??? Yo sigo perplejo...

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  3. Querido Plax porque se hipotecan...

    Es el modus vivendi portugués, el que les ha llevado a vivir por encima de sus posibilidades y a estallar su particular burbuja crediticia cultural que les ha llevado lamentablemente al rescate...

    Y es que para comprar un coche hipotecan hasta la cortadora de césped...

    La nueva Europa...

    Un abrazo.

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