Escribo en la blackberry andando camino del trabajo. Es lunes después de semana santa. Supongo que en el calendario cristiano debe tener alguna denominación equivalente al lunes de resaca de la feria, no lo conozco y lo apunto dentro de la lista de cosas por hacer y conocer, que va creciendo a medida que se cumplen años.
Caigo en la cuenta de que la composición de esa lista, y sobre todo, el propósito de realizar su extensión ingente, constituye para mí una paradoja, una aporía cuya solución, tal como se me presenta hoy día, es independiente del valor de la Constante que tan brillantemente definió Miniyo en un post reciente. Sobre todo, porque a medida que pasa el tiempo, su tamaño creciente hace que lo ya vivido aparezca insignificante, tal vez por la sencilla razón de que no queda tiempo para repensarlo, de que el cerebro tiene la fastidiosa manía de comprimir los recuerdos como si fuera un winzip de neuronas y sustancia gris.
Por ese desajuste entre el volumen de lo que queda por hacer y del tiempo disponible, cruzando el puente de la Cartuja pienso que cada vez el futuro parece tener menos potencial, parece que languidece, la entropía del universo sigue creciendo...
Llego al trabajo y mi compañero Aniceto, en la primera conversación de la mañana, me dice que hoy es Lunes de Pascua. Tacho esa asignatura pendiente de la lista y de repente me alegro de que siempre haya gente alrededor, porque caigo en la cuenta de que en la comunicación, en el intercambio, la entropía disminuye. La Constante que definía Miniyo se potencia en el contacto con otras Constantes, y el pesimismo que vertía en el bloc de notas de la blackberry ha sido superado. Empieza el día.
Buena semana a todos.
Soy yo Miniyo, disfrazado de Anonimo... estaba ya en la cama por no acceder... se me habia pasado este post... y me he agobiado con un pensamiento recurrente en mi: nos esta ganando el tiempo, y por goleada... desde hace muchos agnos... otro efecto de la sinrazon que nos gobierna... muy buena reflexion Plax.
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