Cuando veo, o sufro, un partido del actual Real Madrid de Florentino y tengo que soportar la pedantería y chulería desagradable de personajetes como Cristiana Ronalda y su troupe de chulánganas tatuadas, automáticamente mi cerebro busca balancearse y estabilizarse y me teletransporta mentalmente al verano de 1982, llevándome a los recuerdos que mi mente aún guarda del primer equipo de fútbol que me cautivó. Me lleva al equipo de fútbol que despertó en mi la pasión irracional por este deporte...
Brasil 1982, o lo que es lo mismo, Sócrates, Zico, Eder, Falcao, Junior, Serginho, Luzinho, Leandro, Waldir Peres... unos magos vestidos con camisetas estilo Ferri y calzonas grapadas a los huevos, que lograban mover el balón con el poder de su mente, a través de giros y piruetas imposibles, para colocarla, donde sólo ellos eran capaces de hacerlo, todo ello a un trote borriquero, propio del jogo bonito del estilo samba de esta Brasil auténtica.
No ganaron nada, pero sin embargo construyeron la historia de este deporte y lo hicieron grande. Tanto que hoy, se les echa en falta en medio de tanto postizo, pastiche y tatuaje...
Dios creó Brasil y Brasil el arte en forma de fútbol.
Sirva este primer post de esta serie, para rendir culto al mejor equipo de mi historia futbolística.
Miniurgo.
Increible la verticalidad, como en muchas jugadas acaban con 7 jugadores en el área rival, por no hablar de las genialidades con el balón en los pies.
ResponderEliminarLástima que en el fútbol moderno sea difícil encontrar equipos que en tres "toques" te lleguen a la portería contraria, además de que ya no se dejan tantos huecos como antes y el tiempo efectivo de los partidos se quede en nada.
La verdad es que el fútbol era otro. ¡Cuántas veces hemos hablado de cómo en Italia 90 murió esa manera de jugar! Ahora a ese Brasil lo marcarían al hombre, lo presionarían, lo coserían a patadas.
ResponderEliminarSu versión moderna es por supuesto el Barcelona, que hace casi eso mismo pero al triple de velocidad.
El rey desde luego de ese Brasil era el delantero centro (el 9 que no me acuerdo de como se llamaba). Era malo, y además sobraba en el esquema de juego (como ocurre ahora en el Barca), pero el tío se pegó el homenaje de jugar contra esos monstruos. Éramos pequeños, pero sí me acuerdo que mi preferido era Sócrates.
En el vídeo que pones me hace mucha gracia el pobre portero escocés en el campo del Betis, colocando su barrerita. Ea, po toma, por toda la escuadra. Y en otro gol, sale del área pequeña, y le cuelan un pedazo de vaselina.
Gran pena que este equipo se viera emparejado en la segunda fase del mundial 82 con Argentina e Italia. Perdió contra los italianos, el día que se salió Paolo Rossi, y aunque se la metió bien a Argentina, a Italia le valía con empatar su último partido.
Un fuerte abrazo, y gracias, querido Miniurgo.
Post con mayúsculas, Miniyo...
ResponderEliminarDe esa selección guardo tres recuerdos:
- El primero, el de Zico. Desde entonces, mi mente asocia su nombre inmediatamente al taconazo. Veo un taconazo en un partido en la tele y pienso en Zico. Zico taconazos forever...
- El segundo, las pintas de Sócrates. Ese tío sí que daba miedo, y no los bracitos rasurados, hormonados y tatuados de los jugadores de fútbol de hoy día...esas barbas, esos pelos, se convirtieron en un paradigma estético para mí, que de vez en cuando me permito recrear...
- El tercero está relacionado con mi padre, y es un recuerdo grato y cariñoso: cuando me llevó a ver, creo que él más emocionado que yo, el Brasil-Rusia al campo del Sevilla...sus explicaciones, y su forma de disfrutar ese espectáculo maravilloso, me abrieron los ojos al valor auténtico de esta Canarinha, que gracias a tu post cobra actualidad...
Un abrazo, Miniurgo. El tuyo es "O posteo bonito"...
Yo también tengo un grato recuerdo de ir con mi padre al campo del Betis a ver Brasil - Nueva Zelanda. Recuerdo que ganó 4 a 0 y que descubrí varias cosas:
ResponderEliminar- A mi padre realmente le gustaba el fútbol.
- Era demasiado bético, porque en lugar de verlo contra Rusia que era más interesante, fuimos a Nueva Zelanda porque se jugaba en el Benito Villamarín.
- Me senté al lado de un tal Cardeñosa, me firmó la entrada y me habló de lo que era el Betis. Yo no tenía ni idea de lo que me decía, pero todavía conservo la entrada firmada.
Jo, qué grande el vídeo. Qué manera de jugar. Y esos carteles de Sport Billy en los estadios. Nostalgia pura.
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