viernes, 6 de diciembre de 2013

Botijo City

De toda la vida, y como hace tiempo nos recordaba nuestro querido amigo Marcos, se han destacado como muestras del ingenio español universal una serie de hitos y descubrimientos como fueron el submarino, la fregona y el chupachups. Suele obviarse, sin embargo, una aportación todavía no suficientemente reconocida al patrimonio inmaterial de la humanidad, como es el botijo.

Maravilla de la innovación tecnológica vernácula, el botijo se caracteriza por mantener su contenido a varios grados por debajo de la temperatura del ambiente exterior. Por más que el calor apriete, gracias a su forma y las propiedades termodinámicas de la arcilla, el agua de un búcaro siempre está fresquita.

Pero más aún me maravilla cómo, a pesar de miles de años de evolución en la historia de la arquitectura en nuestra mariana ciudad, a pesar que en el resto del mundo civilizado la gente viva en sus casas con unas mínimas garantías climáticas en invierno, quienes vienen construyendo los edificios de Sevilla desde tiempo inmemorial, hayan tenido siempre presente la lógica del botijo, casi de manera genética...¿Por qué demonios en diciembre hace más calor en la calle que dentro de las casas, los colegios y las tiendas???

Con mucho frío, y con todos mis respetos,

Plax

4 comentarios:

  1. ¿Y se lo pregunta un arquitecto? Pues la lógica mundana cree que tiene todo que ver con los recortes en la calidad de lo construido.
    Un abrazo.

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    1. Querido Francisco, me lo pregunto más que como arquitecto, como ser humano que pasa frío...porque esto viene desde los orígenes de la historia universal de Sevilla...ya los romanos de Híspalis tenían sabañones en las manos y en los pies cuando estaban en sus domus, y tenían que salir al foro a tomarse su garum, a la intemperie, donde hacía menos frío...lo del frío en esta ciudad es algo ya atemporal y metafísico...
      Un abrazo,

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    2. Yo no creo que sea por los recortes en los presupuestos constructivos, porque en Brasil en invierno paso más frío que en Madrid en invierno. Sino con la incapacidad de los arquitectos de pensar como técnicos que debieran ser, en lugar de como (o como complemento a) los artistas que ansían ser.
      Un artista se fija en lo estético, en lo fotográfico, en lo comentable en las revistas de moda, en los premios ególatras-gremiales... y un técnico en lo constructivo y en los objetivos a cumplir por lo edificado, entre otros hacer habitable la vivienda...
      Un artista habla de expresiones que no entiende ni él y mucho menos los que pagan lo que bocetea, y un técnico (cuando existan) debiera hablar de la eficiencia energética conseguida y el ahorro consecuente, del aislamiento térmico y acústico conseguido y el impacto en la mejora de vida, del aprovechamiento de los metros cuadrados como recurso escaso... Y de como todo ello impacta en la mejora de la vida y del entorno...
      Pero es pelea perdida... Nos seguiremos, con todos mis respetos, jodiendo y pasando frío, o son poder dormir... mientras los premios no los den por cuestiones como éstas...
      Siempre con todos mis respetos.

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  2. Por eso, aunque parezca paradójico, en Moscú no se pasa tanto frío. Dentro de casa, en camiseta.

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