miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿ENFERMOS? MENTALES

Ando últimamente sensibilizado (como dirían los cursis) con el tema de la enfermad mental. Supongo que tiene que ver con el nuevo destino de la “abuela” en el Hospital Psiquiátrico Penitenciario, y de las conversaciones que en torno a su trabajo tenemos de vez en cuando.

Recuerdo que al poco de empezar a trabajar allí, llego a casa con esa cara de impresión que uno pone cuando acaba de vivir un momento que le marca, y me dice: “Pablo, desde luego no te puedes imaginar las gracias que le tenemos que dar a Dios por haber podido tener una familia normal y corriente, que nos ha permitido crecer en un buen ambiente emocional. Y es que lo que a nosotros nos vino dado, y entendemos como común, no siempre es así”.

Hasta ahora, nuestra querida “abuela” había tratado en su trabajo con personas que, en cierto modo, se podía entender que estaban privadas de libertad por haber cometido delitos en el uso de su libre albedrío (motivo de otro post sería analizar cómo de amplia es la libertad de actuación de cada uno en función de su condición social), y haciendo valoraciones desde el punto de vista técnico-jurídico de la situación penal de cada individuo.

En su nuevo destino está mucho más implicada en el tratamiento de los internos del centro, que no reclusos, porque no tienen pena de cárcel al dictaminarse que sus actos son fruto de la enfermedad mental que poseen, por lo que son “condenados” a recibir el tratamiento necesario para su cura en circunstancias de privación de libertad.

El conocimiento mayor que ella tiene ahora de la realidad familiar, cultural y del entorno de estas personas le ha permitido contemplar cómo a la circunstancia de la privación de libertad se les une el hacerlo cargado con trastornos de difícil diagnóstico y tratamiento, lo que conlleva una mayor dificultad para la convivencia y relación, por no hablar ya de la utopía de la reinserción en una sociedad que si ya es reticente ante las enfermedades mentales, imaginemos si viene acompañada por la comisión de un delito.

Todo lo anterior viene a cuento de que estaba el otro día escuchando en la radio el programa “La Ventana” de Gemma Nierga, en el que existe una sección, “Radio Nikosia”, en la que cada semana, y desde hace varios años, acuden Cristina y Víctor, dos personas que tienen diagnosticada una enfermedad mental (no confundir con discapacidad mental), para contar sus experiencias y valorar la realidad desde su prisma personal.

Cristina, conocida como “Princesa Inca” (no sé muy bien porqué), es un auténtico torbellino. Una persona ideal para la radio, con una voz característica y opiniones diferentes a las establecidas que ella se encarga de defender con su particular vehemencia. Muchas veces me pregunto dónde está su “enfermedad” porque tiene las cosas más clara que la mayoría de nosotros, escribe poemas, pinta, mantiene su blog, se implica en la defensa de la gente que como ella misma está “diagnosticada”,...

Durante la temporada pasada no hubo la sección de “Radio Nikosia” en La Ventana. Pensé que simplemente la habían eliminado debido a los típicos ajustes que se hacen cada año en los programas. Por lo que me llevé una gran sorpresa cuando volví a escuchar la sección el pasado viernes.

Al parecer, Cristina había sufrido una crisis en su enfermedad durante el verano 2009, por lo que, debido a que tenía que sufrir un largo proceso de recuperación, no hubo Radio Nikosia durante el curso 2009-10.

No sé exactamente cuál es el nombre científico de la enfermedad mental de Cristina. Por lo que he sacado en conclusión escuchando el programa posee una especie de hipersensibilidad emocional que le lleva a experimentar al máximo todo lo que vive, con lo que esto tiene de bueno, y de malo.

Ahora le acompaña a los estudios de la radio su madre porque es todavía incapaz, por miedo, de ir sola por la calle, y mucho menos de montarse en el metro o el autobús. El otro día Gemma, por sorpresa, la puso al micrófono para que contara cómo vivía ella la enfermedad de su hija.

Su respuesta me hizo pensar: “mi hija no está enferma. Tiene un don”. Y siguió argumentando la respuesta: “Ella es hipersensible emocionalmente, y vive apasionadamente las cosas que le pasan en la vida. [...]. Si la hipersensibilidad que posee estuviera desviada hacia la pintura o la música, sería sin duda considerada una artista. [...]”.

Ya en conversación con Cristina, le preguntó Gemma por lo que había visto en la tele ahora que pasaba más tiempo en casa. Ella, algo avergonzada, le dijo que había seguido un programa (que aunque ella no citó, me atrevo a decir que es “Las joyas de la corona”), y que alucinaba viendo como intentaban convertir a auténticos cazurros en gente refinada. Individuos prototipo de la generación NiNi que afirmaban que Grecia era un estado de los EE.UU, que en España no había ríos porque sólo había playas, o que el Guadalquivir pasaba por Rusia.

En ese momento, y por sorpresa, se oyó por detrás a la madre de Cristina, que ya no tenía el micrófono abierto: “¡esa es la gente normal, y mi hija la que tiene una enfermedad!”. “Seguro que hasta tienen un trabajo en el que pueda quedar oculta su incultura, pero a mi hija nadie le da un trabajo en cuanto se sabe que tiene diagnosticada una enfermedad mental”.

No recuerdo qué más pasó porque a partir de entonces comencé ya a pensar cómo podría transmitiros estas reflexiones en un post que no fuera demasiado difícil de leer. Espero haberlo logrado.

2 comentarios:

  1. Querido abuelo, sin duda es un post complejo, pero profundo, muy profundo... Sobre algunos de los "Renglones Torcidos de Dios", habría verdaderamente mucho que reflexionar sobre cuánto hay de "Don" o de "Enfermedad"... y sobre cuánto hay de verdadera "Enfermedad" en mucho de los Personajetes elevados a Divos por nuestra patética Sociedad...

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  2. Querido Abuelo, has hecho un post redondo y sensible...creo que la cuestión de la enfermedad viene filtrada por el miedo a lo desconocido...yo mismo me veo profundamente limitado en ese aspecto, lo reconozco...pero lo que es cierto, Abuelo, es que has tocado un tema que sólo tú podías plantear...eres un fenómeno...

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