Enero de 2002. Matinha (sur del Parque de las Naciones a la orilla del Tejo), Lisboa.
El Perlita, se nos acerca a mitad de la mañana (su momento de máxima creatividad) y nos dice:
"Marioneta, Miniyo, vamos a dar un paseo... Necesitamos pensar un poco."
"Perlita, por dónde, por los pasillos de la oficina?"... Le pregunto, extrañado por la súbita e inesperada propuesta.
"No, por la calle." Responde El Perlita, seguro de sí mismo.
Cogemos abrigos y bufandas. No contaba con inviernos tan fríos y húmedos en Lisboa.
En la calle hay una espesa niebla. Me recuerda a Sevilla y sus inviernos de espesa niebla en torno al río.
No se ve a dos palmos y hace un frío de pelotas.
Rodeamos los tres edificios de nuestra manzana.
"El polígono de Matinha es verdaderamente feo". Pienso para mí mismo.
Nadie abre la boca. Nadie dice nada. El Perlita va delante. Marioneta y yo detrás.
Me pregunto en qué estará pensando El Perlita... y Marioneta. No hablo con él tampoco. No quiero romper el Karma intelectual de El Perlita.
Después de tres vueltas a la misma manzana, por fin se pronuncia El Perlita:
"Vámonos para arriba".
Subimos, volvemos a nuestros puestos de trabajo y la mañana continua.
el Miniyo del Demiurgo.
Miniyo, lo del perlita me supera...creo que el efecto que creó sobre tí todavía no ha dado la cara del todo...vigílate a tí mismo con tus subordinados, porque esas manifestaciones místicas de liderazgo aparecen sin que te des cuenta...en cuanto te descuides, te veo paseando por la SE30 con un grupo de acólitos...como el Perlita 2.0...
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