Locos por las series (9ª parte): Carnivàle

Queridos amigos:

Expreso una opinión muy íntima al deciros que desde que dejaron de emitirse esos dos monumentos audiovisuales que son Mad Men y Breaking Bad, mi tránsito por el mundo de las series ha estado plagado de sinsabores. Todo sabe a sucedáneo de algo, todo tiene algún punto donde flaquea y se vienen abajo argumentos que sabes que no resistirán, aparecen personajes a los que de repente les coges una manía inicialmente tan inexplicable como a posteriori justificada…series que resultan ser un bluff y que lejos de entretener a la espera de la vuelta de Don Draper y Walter White, hacen que su ausencia se vuelva más insoportable y su recuerdo se engrandezca…(con todos mis respetos, Miniyo, entre esos bluffs incluyo al petardo de The Event; ya lo comentaremos…)

Pues bien. En medio de lo que parecía ser una penosa travesía por el desierto, la semana pasada di con un artículo de Boyero en el que anunciaba la publicación en DVD de una serie al parecer mítica: Carnivàle. Tras leer esta crítica que la ponía a la altura de las grandes, el argumento fue lo único que seguía produciéndome dudas… ¿Carnivàle? ¿Otra historia de frikis de circo?...me preguntaba, seguramente sugestionado aún por la debacle que en Héroes supuso la entrada en escena del circo de frikis de Samuel al inicio de la cuarta temporada… (Recuerdo todavía mi cara de póker al ver el primer capítulo de esa cuarta temporada de Héroes, con el deleznable Samuel dando un discurso sobre la tierra prometida al tiempo que enterraban a su hermano…a partir de entonces, Héroes se convirtió en otro bluff infumable)…

Inconscientemente, me había creado una distancia respecto al mundo de las ferias ambulantes que se basaba en la decepción de Héroes. Hube de vencer el prejuicio para poner el primer capítulo de Carnivàle y se desmontó: un sueño tétrico de un personaje que huye de la persecución de una figura diabólica, la encarnación del mal tatuada con la figura de un árbol…eso fue la semana pasada, y tras diez capítulos, puedo decir que al fin pude dar no sólo con un bálsamo para la travesía. Cuando parecía que tendría que alimentarme de insectos y raíces audiovisuales hasta marzo que vuelva Mad Men, de repente encuentro un festín de situaciones y personajes que seguro terminará haciéndose un hueco en mi lista particular de series.

Carnivàle se ambienta durante la Gran Depresión, un momento completamente gris y sucio en la historia de los Estados Unidos del que nos quedaron las fotos grises y sucias de la maravillosa Dorothea Lange. Un momento en el que no había lugar para la fantasía, sólo para la más elemental supervivencia, pero en el que como nos presenta Carnivàle, es posible incluir una gota de realismo mágico que de repente trastoque la impresión de toda una época. De nuevo, igual que con Breaking Bad, no negaré que la geografía vuelve a ser una de las razones personales que me vinculan a la serie: la caravana atraviesa Texas y Nuevo México, lugares de los que sigo guardando un grato recuerdo y que se me actualizan con los paisajes áridos y decrépitos que el genio de Daniel Knauf saca en cada capítulo.

Pero aparte de esa razón sentimental, Carnivàle presenta la eterna lucha entre el bien y el mal, en este caso representados por un chico que no sabe cómo controlar aún su maravilloso poder, y un cura cabrón que tras una experiencia religiosa (no como la de Enrique Iglesias, sino de las chungas) se vuelve un personaje satánico…todavía, a la altura a la que voy de la serie, estos dos personajes no se han encontrado, pero promete…mientras tanto, la lectora de cartas y su madre como personaje dual, la sensual mujer barbuda, la encantadora de serpientes, las vedettes del circo, el pequeño jefe del circo, las talentosas siamesas, el misterioso Lodz, crean un paisaje humano completamente pintoresco e impregnado constantemente por la presencia de lo sobrenatural…

Todos mis respetos a Carnivàle, la serie que me ha devuelto la confianza en la capacidad creativa del mundo audiovisual, con la garantía añadida de que son dos temporadas en las que se concluye todo el argumento... (Y con el detalle añadido de que según me comentaron, me parezco físicamente al papelillo del protagonista, pero el dictamen definitivo se lo dejo a fisonomistas reconocidos como el Abuelo…)

Feliz día de fiesta, amigos. Que descanséis…

Abrazos