Justicia baloncestística

El deporte a veces es cruel y a veces justo.

El domingo se hizo justicia.

En el sexto partido de las series, un equipo compuesto por un mega-crack sin arrogancia y un juego colectivo y ambición desmesuradas, nuevamente se comió a un equipo odiado, creado a golpe de talonario con estrellas que no dieron el resto.

Dallas por fin se llevó el título frente a Miami.

Pero este post no va de la justicia en los equipos y los títulos. Para eso ya hablamos de la central lechera, el Floren-Mou team y cía.

Este post va de rendir homenaje al mejor jugador de baloncesto del mundo en estos momentos, uno de los grandes europeos de la historia, si no el que más y un deportista excepcional al que el deporte le debía una desde hace tiempo y con tesón y profesionalidad, arropado por su equipo, ha acabado logrando Dirk Nowitzki.

Huérfano de titulos con Alemania, ha llevado una carrera exitosa en la NBA con 10 veces AllStar, MVP de la regular season, MVP de las finales y finalmente, campeón, algo que sólo 10 jugadores más en la historia de la NBA han conseguido.

Un tío de 2,11 que corre la pista como un 2, tira como un 3, se mueve como un 4 y postea como un 5. Una auténtica máquina de anotar. Un prodigio de talento.

Aunque Gasol, del que soy fan, sea el jugador europeo más laureado y con más éxitos (2 anillos, campeón mundial, europeo y subcampeón olímpico), aun no puede presumir de ser el auténtico líder de un equipo campeón en la cuna del baloncesto con un equipo hecho para él y liderado por él.

Dirk es el jugador alrededor del que han girado los mavericks en los últimos años y tras la final del 2006, perdida frente a precisamente Miami tras controlar con un 2-0, ha seguido persiguiendo el anillo.

Ya ha hecho las paces con Dios.

Probablemente Petrovic, Kukoc, Nowitzki, Pau y Sabonis sea el mejor quinteto histórico de Europa (perdóname Epi).

Pero sólo Dirk ha llevado a un equipo a lo más alto. Vaya ahí nuestro tributo.