Dentro de las miles de palabras que se han dedicado en televisión al caso de los mineros chilenos, ha habido una historia que desde el primer momento me descojonó, con todos mis respetos, y dentro de las circunstancias trágicas que se produjeron.
No he dedicado demasiado tiempo a cotillear sobre el asunto del derrumbe, ya que ha coincidido con apretones de trabajo y el comienzo del curso, por lo que tengo todavía cuestiones pendientes de aclarar, entre ellas, cómo diablos consiguieron los mineros encontrar un agujerito por el que terminaron recibiendo comida, herramientas y mensajes de sus familias. Pero eso lo dejo para más adelante, para cuando el alcalde de Sevilla traiga la cápsula Fénix para exhibirla en la plaza de San Francisco (tiempo al tiempo), o Spielberg haga la correspondiente película.
Vicisitudes del encierro aparte, la historia que realmente me ha interesado ha sido la del minero Yonni Barrios. Un señor de 50 años, minero, de Chile, que un día bajó a su mina con un secreto debajo de su casco. Un secreto terrible, que me ha hecho recordar la razón por la que los médicos siempre dicen que vayas con gayumbos limpios: en cualquier momento te puede pasar algo y en el hospital se descubre tu mierda.
El secreto de Yonni era un secreto que mucha gente ha llevado en secreto durante mucho tiempo: Yonni tenía una familia, como muchos mineros de Chile y del mundo, pero tenía otra vida. Lo que hace de Yonni algo extraordinario, según algunos, es que incluso de esa otra vida, tenía otra vida paralela…razón por la que ha saltado a la fama mundial como el minero de las tres mujeres…
El caso es que el día del derrumbe, a Yonni no le tocaba ir a trabajar, pero fue a la mina a hacer un turno más…imagino que sería porque habría quedado con alguna de las tres diciendo a las otras dos que iba a trabajar, al final no se pudieron ver, y antes de que le pillaran por el pueblo, pues había cogido el ascensor para bajar a la mina…por eso me imagino a Yonni bajando con el casco puesto, haciendo las carambolas que le llevarían a irse a un sitio, a otro o a otro en cuanto saliera…
Y en ese momento va y se derrumba la mina. Y ahí me veo a los mineros horrorizados, llamando a sus hijos, a sus familias, y a Yonni en una esquina de la mina agobiao, viendo si el móvil tiene cobertura para mandar un sms y decirle a alguna de sus pericas que no puede quedar…que va a llegar tarde…
En italiano se dice “figura di merda”, o muñequito de mierda, al estado en que se queda uno cuando se da cuenta de que la ha cagado, que le han cogido en una mentira o cometiendo una incorrección imperdonable. Con todos mis respetos, imagino que Yonni se sentiría así cuando les dijeron que los iban a rescatar…”¿qué hago yo ahora?”…se preguntaría, imaginándose a su señora, a la amante, y a la otra amante arriba, a la puerta del ascensor…
Pero ahí aparece la diferencia entre un minero chileno y un PoNi. Desde abajo, invitó a la mujer y a la amante a que lo esperasen arriba. Con dos cojones. ¿Querría hacer un trío? Seguramente, Yonni pensaba eso, e incluso en un cuarteto, si se juntaba finalmente la otra. Sin embargo, la cosa a Yonni se le torció. La amante primera se presentó en el campamento y se lió a ostias con la mujer, que desde entonces dijo que no pensaba ir a ver a su marido. Tras eso, la misma amante primera fue a por la amante segunda y le dio también de ostias en la plaza del pueblo, delante de todo el mundo, para confirmar que Yonni era suyo…
La amante ostiadora se quedó ella solita para recibir a Yonni. Sin tapujos, soltó ante los micrófonos perlas como “Yonni es perforista y perfora todos los hoyos que tiene, porque a mí me tiene enterita perforadita y estoy bien feliz". En circunstancias normales, ante semejante espécimen, habríamos de pensar en dar el pésame a Yonni, que había salido de la sartén para caer en las brasas.
Pero no. Un minero chileno es un minero chileno, no un PoNi. Yonni no es un PoNi, es un PuMa...un Puto Machote. Enterado del culebrón, al salir de la cápsula de rescate se fue directo a por la amante, le dijo que se fuera directa al hospital y lo esperara escondida en el baño de la habitación para hacerle la caidíta de Roma.
“Te voy a dar duro”, le dijo a la amante delante del Presidente de Chile.
Sin más palabras. Yonni, eres un crack. Vayan contigo todos mis respetos.
Amigo Plax,
ResponderEliminarevidentemente los medios de comunicación se ha confundido con la profesión de este hombre. Ya que, evidentemente Yonni no es electricista sino ingeniero, porque semejante obra maestra no se hace con cuatro cables y medio. Una estructura solida de cornamentas y amantes vengativas es digna del mismísimo Michael Scofield.
Lo siento en el alma por los/las afectados/as de esta genial construcción amorosa, pero es que Yonni es mucho Yonni.
Te voy a dar duro, madre mía, después de no sé cuantos días de encierro minero y al tío aún le quedan ganas pa taladrar. Un fuera de serie.
Querido Plax... Brutal... no encuentro palabras...
ResponderEliminarLa vida vista por el prisma de esta plataforma me tiene enganchado... Una historia verdaderamente conmovedora y trágica, encierra una historia genial como la que has narrado... que es la que de verdad le interesa al mundo PoNi...
Esres un genio Plax.
¡Qué arte de Yonni! Con todos mis respetos, es más un PuMa, que un PoNi.
ResponderEliminarEstimo que Yonni ha debido intentar intimar con algún compañero en su espera subterránea, por lo visto, a través de la sonda, el primer pedido fue agua, comida y bromuro para el señor Barrios.
ResponderEliminarYonni Barrios Decker
ResponderEliminarde profesión, perforista
Bondades, dar con todo lo gordo
Te voy a dar duro, una frase que perdura en el Campamento Esperanza
Genial!